Vegadeo, T. CASCUDO

En sus más de cuatro años de funcionamiento, la ley integral contra la violencia de género ha conseguido poner fin, en lo penal, a la impunidad de la violencia contra las mujeres. Es la opinión de Paloma Marín, magistrada y jefa de la sección del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), quien asegura que pese a todo quedan asignaturas pendientes como la de la rehabilitación de los maltratadores. «Las leyes no cambian por sí solas las pautas de comportamiento o relación, tan sólo indican lo permitido», indicó durante la conferencia que impartió en Vegadeo con motivo del Día Internacional de la Violencia contra las mujeres.

Para Marín, la mejor prueba del fin de la impunidad es que en estos cuatro años se han registrado más de 112.000 sentencias de condena. A pesar de todo, dice a renglón seguido que «sigue existiendo un alto porcentaje de sobreseimientos y no poco porcentaje de absoluciones». Por poner un ejemplo, entre 2005 y 2009 se detectó un 33 por ciento de absoluciones según los datos que maneja el Consejo Superior del Poder Judicial. «A las mujeres aún no se les ha enseñado a reconocer la violencia sin que se entremezclen los sentimientos», apuntó Marín.

Según los datos del Observatorio contra la violencia en 2007 se registraron 126.000 denuncias, 142.000 en 2008 y en lo que va de año la cifra asciende a las 68.603. Pese a que las cifras son importantes, Marín explicó que existe una cifra mayor de mujeres que aún siguen sin denunciar. «Hay una bolsa negra de violencia que no llega a los tribunales y que se aparta de las cifras de denuncia», apuntó. También comparó el número de denuncias con el de asesinatos. «El número de mujeres muertas, con ser denigrante, es muy pequeño respecto a la violencia real. Hablamos de entre 50 y 60 asesinatos al año, una cifra pequeña frente a las 142.000 denuncias de 2008», explicó.

Paloma Marín también arremetió contra los mensajes que salen a la luz pública con el objetivo de «minimizar la violencia», caso de «las supuestas denuncias falsas». Para la jueza el asunto de las denuncias falsas «es un mensaje enviado por sectores misóginos que ha hecho fortuna sin que tenga veracidad ya que carece de datos. No existen porque no las reflejan los tribunales». De hecho, añade, «acaba de hacerse público en un estudio sobre las sentencias de las audiencias provinciales y sólo en un caso entre 530 se acordó deducir sobreseimiento por posible denuncia falsa».

Para Marín queda cosas pendientes como evaluar la eficacia de la ley, conociendo la cifra de las mujeres que han podido salir del círculo de la violencia, o la creación de las unidades de valoración forense para diagnosticar la violencia.