Cada cierto tiempo, como si se tratara de un ciclo preestablecido, no nos vemos libres de la incoherencia. El recién elegido presidente de la Academia Gallega, Méndez Ferrín, pontifica sobre la lengua, y según él, mientras el asturiano debe de oficializarse en Asturias, en la franja occidental, la comprendida entre los ríos Navia y Eo, debe oficializarse el gallego. Es decir, que seguimos a merced de lo que opinen los falsos profetas de la lengua. Y basta con recorrer la zona y hablar con los vecinos para comprobar que todo el mundo se muestra satisfecho de su asturianía y de su manera tan particular de hablar. Otra cosa distinta es el de la simpatía de la gente de la comarca hacia Galicia, en donde se encuentra más cómoda, como si el Barayo fuera la separación natural. Somos una comarca tan sui géneris que rechazamos el centro de Asturias, como si no hubiésemos superado todavía los decenios de olvido y de desprecio vividos.