Boal, A. M. SERRANO

La Consejería de Educación mantendrá el Bachillerato en el Instituto Carlos Bousoño de Boal siempre que se matriculen cuatro alumnos por grupo. Así lo comunicó ayer a través de un fax el departamento que dirige José Luis Iglesias Riopedre. En su escueto comunicado, enviado al Ayuntamiento boalés, asegura que el Principado ha optado por «reordenar los bachilleratos en aras de hacer compatible su mantenimiento con la calidad de la enseñanza y la imprescindible austeridad en el gasto público». Por eso aplicará en Boal «los criterios generales de organización en la escuela rural en cuanto al número mínimo de alumnos exigidos para mantener un grupo y un mejor aprovechamiento de los recursos personales». Es decir, cuatro alumnos o más.

Aunque el centro de Boal cumpliría los requisitos el próximo curso, la comunidad educativa no está satisfecha con la notificación del Principado. Ayer, los padres y madres de los alumnos, además de los profesores, acordaron continuar con las protestas a la espera de la reunión que tendrán hoy con el Consejero de Educación y con los alcaldes de Boal e Illano (los municipios afectados) para plantear sus dudas. «Lo que nos comunican no es una garantía para el futuro», indicó la portavoz de la asociación de padres y madres del centro, María Torres. Si se cumplen las previsiones de familias y profesores y teniendo en cuenta la notificación del Principado, el Bachillerato continuaría en Boal los próximos seis cursos al estar previstas más de cuatro matrículas por grupo. El séptimo, habría un grupo de sólo dos alumnos. Al año siguiente, serían 14 las matrículas. «No sabemos lo que puede pasar y queremos que nos lo aclaren», indicó Torres.

Las familias han desconvocado la concentración que estaba prevista para mañana a las puertas de la Consejería de Educación, en Oviedo, pero mantendrán la protesta en el centro de Boal a partir de las once y media de la mañana, justo cuando da inicio el encuentro con José Luis Iglesias Riopedre. Las movilizaciones continuarán a partir de hoy si el resultado de la reunión con el Consejero no es el esperado, es decir, una garantía de que el Bachillerato continúe en el centro boalés «ofreciendo un servicio básico como es la educación en un entorno con más dificultades y respetando la escuela rural».

Boal, A. M. S.

Desde que hace poco más de una semana las familias con escolares matriculados en el centro Carlos Bousoño de Boal recibieran la notificación del Principado de que la enseñanza de Bachillerato se suprimiría a partir del próximo curso, todo un pueblo se ha movilizado. Los habitantes del concejo boalés y de Illano (los dos municipios afectados por la medida) ya lucharon por la continuidad de esta enseñanza en 1998. Entonces, también estuvo amenazado este ciclo, pero la fuerte contestación popular a su supresión consiguió que no se llevara adelante.

Este año, los padres y madres de los escolares, además de los profesores y las Corporaciones municipales se han sumado a las protestas. Desde el pasado martes, se han sucedido las concentraciones de apoyo; en las villas de Boal e Illano han aparecido carteles de apoyo a la continuidad de la enseñanza e incluso se ha amenazado con iniciar encierros en las aulas si la Consejería de Educación mantiene su intención de suprimir el Bachillerato a partir del próximo curso. Las familias han repartido crespones negros (que simbolizan la «muerte» de un pueblo) y recogido casi 1.000 firmas. También se ha creado un grupo de Facebook que suma más de 1.300 personas que rechazan la supresión del ciclo.

La comunidad educativa y los dos concejos afectados se oponen a este medida por varios motivos. En primer lugar, porque consideran que no es está respetando a la escuela rural y sus características propias, como las bajas matriculaciones por ser centros que trabajan en un territorio más deprimido y con más dificultades para fijar población. En segundo lugar, porque la educación es un servicio básico, «que ahora se está negando en Boal». Los padres son especialmente críticos con la posibilidad planteada por la Consejería de Educación de que los alumnos se matriculen en el instituto de Navia, al que está adscrito el boalés. Aseguran que el desplazamiento genera un sobrecoste importante para algunas familias y va en detrimento de la calidad de vida de los escolares, que en algunos casos tendrían que viajar más de dos horas diarias para acudir al centro naviego.