Tapia de Casariego,

T. CASCUDO

La nueva propietaria de la concesión de oro de Salave, Dagilev Capital Corporation, tenía previsto visitar ayer tanto el yacimiento minero de los Lagos de Silva como a los responsables municipales del Ayuntamiento de Tapia. En Salave les esperaban una nutrida representación vecinal, con pancartas de rechazo al proyecto minero, y una corporación municipal que se niega a recibirles. No se sabe si por lo uno o por lo otro, el caso es que la delegación de la firma canadiense no visitó ayer el municipio tapiego como se preveía. Al menos, esa es la versión oficial.

Hace unos diez días, el alcalde, Gervasio Acevedo, recibió una petición formal de la empresa para entrevistarse con los representantes municipales en la que esta anunciaba su viaje al Occidente. Acevedo llamó entonces a consulta a los dos grupos de la oposición, Alternativa por Tapia y PSOE, y, el pasado viernes, decidieron de común acuerdo no recibir a la empresa y así se lo notificaron por teléfono.

El regidor tapiego manifestó que su postura «es clara: dijimos que no a la mina y nos mantenemos». Acevedo destacó que el territorio de los Lagos de Silva está afectado por Costas, por el Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA) y por Cultura, en tanto se trata de un yacimiento arqueológico, «así que quien tiene que tomar una decisión son el Principado y el Estado». El regidor sostiene que lo único que cabe hacer con los Lagos de Silva es declarar un espacio natural protegido que los ampare, una opción que justifica argumentando que «Tapia es un municipio con una vocación eminentenemente turística y así debe seguir siendo».

Por su parte, el portavoz del principal grupo de la oposición APT, Manuel Jesús González «Cuco», explicó que la decisión de no reunirse con responsables de la entidad fue acertada ya que, dijo, «no es preceptiva en este momento y, además, hay dos acuerdos plenarios tomados en contra de la mina en los Lagos de Silva y en contra de la exploración subterránea». Cuco no desaprovechó la ocasión para subrayar que lo verdaderamente urgente es que el Alcalde reclame una reunión con el titular de Industria para conocer los detalles del proyecto minero y recabar información de primera mano al respecto. «Nosotros no tenemos constancia de ningún proyecto porque aquí no se ha presentado nada, pero hace falta una información clara y precisa».

Pese a que la firma minera pidió discreción a los políticos municipales, la noticia de la visita se filtró y llegó a oídos de los vecinos, que se movilizaron para recibir a los nuevos propietarios del yacimiento aurífero tapiego. Los carteles de «Mina No» y las pancartas en defensa de la riqueza natural de los Lagos de Silva regresaron ayer al humedal, donde los vecinos escenificaron su férrea oposición al yacimiento. «Esto es un crimen», «Quieren acabar con todo» y «Sólo les interesa el dinero» fueron algunas de las opiniones que expresaron.

El caso es que el vecindario, organizado a través de la plataforma «Oro no» y de la asociación vecinal «Ameicer», está preocupado por los movimientos de la compañía. «Ameicer» alertó hace poco de dos hechos: Dagilev está preparando la salida a bolsa de Astur Gold Corporation, nombre bajo el cual se explotaría el yacimiento tapiego, y, por otro lado, ha contratado al ex ministro de Medio Ambiente canadiense, John D. Reynolds, como experto en gestión con políticos electos regionales. El proyecto que actualmente está sobre la mesa prevé construir una galería subterránea de explotación, con bocamina en A Pontraviza, para evaluar la riqueza de los Lagos de Silva. De momento, nada más se sabe.

La hoja de ruta de los empresarios canadienses en Asturias preveía una visita a los Lagos de Silva a las diez y cuarto de la mañana y un encuentro con las autoridades municipales en torno a las once. No se cumplió ninguna de las dos citas, pero los vecinos hicieron guardia en los Lagos -en la fotografía- y en el Consistorio desde las nueve y media de la mañana hasta el mediodía. Alrededor de un centenar de personas soportaron el frío y la lluvia de ayer durante unas cuatro horas para dejar bien claro que Tapia está en contra de la mina, informa T. C.