Me llena de satisfacción comprobar que las escuelas de La Braña acogen el Museo Africano, cumpliéndose así el deseo de sus propietarios. Resultaba poco creíble que el matrimonio de Michael y de Irene llevara años tratando de que algún Ayuntamiento acogiera el museo sin otro compromiso que disponer de un local que permitiera exponer la cantidad ingente de piezas que almacenaban en el desván de su casa traídas directamente de África, donde vivieron, en el Congo belga. Se trata, sin duda, de un museo que vale la pena visitar por sus muchas curiosidades, entre las que destaca una impresionante colección de mariposas, un cráneo de león, un hipopótamo bebé, piezas de caza, instrumentos de música, máscaras, objetos de brujería e infinidad de curiosidades que nos permiten adentrarnos en la cultura y en las costumbres africanas. Entiendo que los vecinos de Las Braña estén orgullosos de mostrar un museo distinto de todos.