Leo que el ayuntamiento de Tapia está empeñado en recuperar la bandera azul para las playas de Campos y de la Ribeiría. Y uno no puede evitar preguntarse si ese empeño va finalmente unido al número de bañistas que se acoge a esta circunstancia para elegir la playa tapiega para zambullirse en sus aguas. Pero se me antoja pensar que la bandera nada tiene que ver con ello, aunque hay que suponer que sea una cualidad añadida, pero no necesaria. He comprobado cómo después de haber perdido su bandera, la playa tapiega continuaba concentrando a cientos de usuarios y de bañistas como si la bandera azul fuera una cuestión secundaria para ellos. Lo que más les interesa es la situación de la playa, incorporada al pueblo, y su seguridad, con buenos aparcamientos y a la que se puede acceder sin los disparates que asolan a tantas playas con estacionamientos distantes de los arenales a los que se llega luego recorriendo centenares de metros por caminos de cabras.