Castropol,

T. CASCUDO

«Siguen siendo unos grandes desconocidos. Pasamos constantemente a su lado y ni los vemos, casi ni nos damos cuenta de que están ahí y raramente nos paramos a contemplarlos». Son algunas de las frases que introducen el libro «Guía de árboles notables del concejo de Castropol», un viaje a través de los tesoros naturales del municipio castropolense que persigue su reconocimiento como joyas naturales. Es la segunda guía de Asturias de este tipo y la primera del Occidente.

Sus autores, José Ramón Roca y Alberto Gómez, se definen como dos apasionados de la naturaleza. Se encontraron hace dos años en un curso y desde entonces no han parado de recorrer el concejo. El resultado de ese itinerario ha sido esta guía que cataloga 55 árboles de 30 especies. Dejan la puerta abierta a nuevas ediciones, ya que en el trabajo de campo realizado durante dos años recopilaron algo más de 200 ejemplares. La guía se ha planteado, además, como una ruta por el concejo a través de sus árboles. Se han fijado el inicio y el final en la villa de Castropol y, junto a cada árbol y su descripción, se incluyen las coordenadas GPS para localizarlos. Una delicia para los aficionados a la naturaleza.

El trabajo incluye fotografías de cada árbol y una ficha con sus datos científicos. También se exponen datos de la especie a la que pertenece cada ejemplar y una pequeña historia o anecdotario particular de los 55 árboles tratados. El último capítulo de esta guía, de 160 páginas, está dedicado a los bosques de Castropol; se destacan su importancia ecológica y el tipo de especies que los conforman. La tirada inicial, que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento y del Principado, ha sido de 400 ejemplares, que han volado de las manos de sus autores.

Roca y Gómez explican que el trabajo de campo les maravilló por la riqueza arbórea que esconde Castropol, donde se encuentran tejos, robles y castaños de enormes dimensiones que bien podrían sobrepasar a algunos de los que el Principado cataloga como monumentos naturales. Además, añaden, a la hora de realizar las mediciones trabajaron con mucha cautela. Para hacerlo de modo exacto es necesario practicar una herida en el tronco del árbol, algo que descartaron. Por eso, las medidas son estimativas y, precisan, «tirando por lo bajo».

Otra de las características del libro es su ordenación por parroquias, con la pretensión de que todas tengan presencia en la guía. Para la identificación de cada árbol, los autores decidieron rebautizarlos usando datos de su ubicación o topónimos locales: El loureiro da Lieira, El Humeiro del Padrón, El Castañeirón de Granda, El Sanjuanín? De entre todos, destacan A corcheira de Lagar, un alcornoque de18,6 metros de alto que bien podría hallarse en la lista de los más altos del norte peninsular. Además, es sorprendente su presencia en esta zona, que no posee un clima adecuado para la especie. También hacen mención aparte de dos tejos, los de Brañatuille y del Candal.

Roca y Gómez tienen claro que el principal objetivo de la guía es que «la gente coja apego a los árboles, aprenda a valorarlos y reconozca, también, el papel de quienes los han cuidado durante años». Y, sobre todo, concluyen, que la guía sirva para garantizar su supervivencia por muchos años más.