Luarca (Valdés),

A. M. SERRANO

Si a María del Carmen Gión le preguntan qué es para ella la Coral Villa Blanca, tiene la respuesta muy pensada: «Una gran familia». La agrupación ha cumplido 25 años de andadura y sus miembros tienen muchos y gratos recuerdos de todo este tiempo en el que la masa coral más famosa de Luarca ha sabido trabajar para crecer y hacerse un hueco en el mundo de la música.

En esta Villa Blanca de la Costa Verde, como ellos dicen, siempre se cantó. «No era nada extraño ver a la gente canturrear por la calle, en cada esquina, en las ventanas, en el puerto», explica Carmen García, otra componente del grupo. Por eso cuando se creó aquel coro de voces graves, pronto mixto y hoy una coral que agrupa a 40 personas, pocos se sorprendieron. Su constitución data del año 1985. Entonces, eran 24 voces y un grupo de gente con ganas de probar en el mundo de la música, con ganas de superarse y de lograr un sueño: ser reconocidos.

José María Fernández recuerda esos momentos con especial nostalgia. De aquella pequeña coral, que se equivocó en su primer concierto varias veces, queda poco. Hoy pueden cantar más de cien canciones y tienen un programa de ensayos estricto, todos los martes y jueves, tiempo en el que la música ocupa sus vidas. Algo que muchos nunca hubieran imaginado.

José Amé Peña, con 95 años, vivió la evolución del coro desde su inicio y guarda entre sus anotaciones las piezas que cantó en el primer concierto, en la iglesia parroquial Santa Eulalia de Luarca. Los nervios pudieron más que la complicidad y ganas de la masa coral, que tuvo que «dar vuelta» en varias canciones. «No pasó nada», asegura José Amé, «También nos reímos mucho», añade.

Por la coral han pasado siete directores y hoy está dirigida por Carmela García. «Nos hemos adaptado a todo», dice José María Fernández. Esa fuerza de voluntad y ese tesón les han llevado a muchos lugares a cantar. «Lo más lejos a Portugal», explican. Pero su mérito no lo miden por los viajes, ni tampoco por los progresos, sino por la capacidad de sus integrantes para «congeniar» y para haber podido continuar adelante, a pesar de los contratiempos, durante estos 25 años.

Ángel García, ahora tesorero de la agrupación, asegura que ya no podría vivir sin este grupo que le da dolores de cabeza. Muchos no pueden pasar una semana sin los ensayos y sin la actividad que genera la agrupación, una de las más veteranas de Luarca. «Pasamos momentos muy divertidos y desconectamos», comenta José María Fernández. «Como cuando nos faltaba una pajarita y nos 'inventamos' una con un trozo de tela». Fue en un concierto que dieron en Boal. En Moreda, se perdieron en coche. «Ahora ya no nos ponemos tan nerviosos y sabemos salir mejor de los contratiempos», explican.

Y su trayectoria así lo atestigua. Las cuaranta voces se han enfrentado a la edición de un trabajo musical para celebrar su 25 aniversario, algo con lo que soñaban, que les da dado mucha solera y que les ha empujado a pensar en nuevos retos y proyectos. Ahora, con lo que luchan es con la crisis, que también afecta a su actividad. Ya se vuelven a ver en coches particulares, de un lado a otro, para poder ofrecer los conciertos. «Cuando no hay recursos, se nota y mucho», dicen al unísono, mientras reclaman gente joven para poder continuar. «Eso es lo necesitamos, jóvenes que se sumen a este gran proyecto», pide Maite Feliz.

Mientras esperan, su actividad no cesa. Hoy tendrán una especial. A las siete de la tarde, en la sala Álvaro Delgado de Luarca, se desarrollará una conferencia, en el marco de las celebraciones de su aniversario, a cargo del compositor luarqués Guillermo García Alcalde.

Para mañana se ha reservado la celebración del IX Encuentro coral. Tendrá lugar a partir de las 13.15 horas, en la iglesia de Luarca, donde está prevista la actuación del coro de Navia y del Orfeón da Sociedade de Obreiros de Mondoñedo, además de la propia coral Villa Blanca.

El grupo musical espera poder sumar muchos más cumpleaños y seguir con su trayectoria. Con lograr mantener el ritmo de actividad actual ya están satisfechos. Y es que, como su directora, Carmen García, muchos sueñan y tienen hasta pesadillas con el coro y con su futuro.

En cada ensayo luchan para que el repertorio sea más atractivo y parece que lo consiguen porque sus conciertos, en su casa, que es la iglesia de Luarca, siguen siendo multitudinarios. También los aplausos. «Estamos muy pendientes de si lo hacemos bien o mal, de si estamos preparados o no, y eso te genera nervios, claro», explican.

Siempre tienen ganas de superarse, por eso habrá coral Villa Blanca para rato: «hasta que aguanten las voces» y mientras haya ilusión, oído y voces medias, ganas y también una dirección con ganas de implicarse y de seguir adelante con nuevos retos, como la actual.