Escritor tapiego

Tapia de Casariego,

T. CASCUDO

Manuel García-Galano (A Roda, 1922) abandona cada verano su residencia ovetense para regresar a casa. En su Tapia natal, Galano, considerado maestro de las letras en gallego-asturiano, disfruta recorriendo sus paisajes favoritos y reencontrándose con viejos conocidos. Este año lleva bajo el brazo, recién salido de imprenta, su último trabajo. Lleva por título «Faraguyas» -vocablo equivalente a las migajas del castellano- y es una selección de los relatos que ha escrito en los últimos cinco años.

-¿Por qué «Faraguyas?

-Hay un refrán que dice «Unde se parte pan, sempre quedan faraguyas». Es una palabra preciosa, muy rica en significado.

-¿Con qué propósito saca a la luz este trabajo?

-Fui uno de los primeros que empezó a escribir en fala, así que aspiro a darle un empujoncín. Si bien creo que alcanzó unas cotas literarias muy altas porque hay publicaciones de mucha calidad, no es menos verdad que se va dejando por el camino mucho léxico, palabras que usaban nuestros antepasados y que las vamos sustituyendo por el castellano. Aunque también hay que decir que la gente joven escribe con una enorme calidad y corrección ortográfica.

-¿Por qué se está perdiendo ese léxico?

-Cierto que no es algo reciente, pero, influidos por el entorno, la tele, la radio o la gente de fuera, ocurre que se van usando otras palabras. En Tapia, por ejemplo, se han llegado a fabricar verbos híbridos como «poñerlo», en lugar de «poñelo», o «amañarlo», en vez de «amañalo». En el fondo, esa terminación castellana supone que nuestra fala pierda la esencia de su ser.

-Se podría decir que usted es un guardián de las palabras...

-Guardián no, pero sí que soy un enamorado de las palabras. Cuando hice con Jacinto Díaz el «Vocabulario da Roda» recuerdo lo que sentía al descubrir una palabra nueva que no teníamos registrada, era descubrir un tesoro. Me choca mucho usar palabras que no se utilizan ya y ver cómo se va adulterando todo. Temo que un día llegue a perderse la fala.

-¿Falta un gran vocabulario del gallego-asturiano?

-Hay un proyecto en marcha y es necesario. Sería una delicia.

-Volviendo al libro, ¿hay algún hilo conductor?

-Son artículos que fui escribiendo por estar entretenido y que he ordenado caprichosamente para el libro. Escribir tiene para mí otras ventajas, ya que es una extraordinaria ayuda para sobrellevar la soledad, que no es buena compañera. También me permite levantarme con la ilusión de terminar lo que empecé por la noche?

-¿De qué hablan los relatos?

-Son una veintena de textos muy heterogéneos. En su mayor parte son recuerdos de cuando era niño, anécdotas vividas por mí o por otros que después me las contaron. Las mías me las atribuyo sin problema, pero hay algunas que no se pueden atribuir a nadie. Hablo de temas de antes, sobre todo, pero también de cuestiones actuales.

-¿Tienen moraleja?

-Pueden tenerla, pero no quiero moralizar ni dar lecciones. Describo la situación como la viví, quien quiera pillar algo más, que lo haga.

-¿Qué sintió al ver el libro?

-Nada especial, «é úa arroitada», como decimos aquí, un impulso.

-¿Sigue escribiendo?

-Puse toda la ilusión del mundo en este libro, en cada texto y cada dibujo, pero ahora mismo me cuesta. Tengo que superar una dificultad física. No será por falta de ganas.

A sus 88 años, Manuel García-Galano dispone de una mente despierta. Hombre sabio, buen conversador y bromista. Es el buque insignia de una generación de nuevos escritores a los que el maestro lee con detalle: «Los sigo a todos y su aportación es enorme».

Galano -padre del prestigioso pintor Miguel Galano- empezó a escribir sainetes en fala a finales de los setenta. Su primer libro vio la luz en 1993 («Mareaxes tapiegos»)

Su último libro -«Faraguyas»- ha sido editado por la Secretaría Llingüística del Navia-Eo y cuenta con 23 artículos ilustrados con dibujos del autor.