A los que somos del Occidente nos da la sensación de que siempre nos toca vivir en el agujero. No es una sensación que tenga que ver con la claustrofobia que provoca vivir entre montañas, ésas que impulsaron al Principado a colocar varios centros de interpretación del paisaje para que los turistas entendiesen bien lo que veían. Visiten ustedes el de Valdedo, en Villayón, verán como les es de gran utilidad. En esos paneles metidos dentro de cuatro paredes se esmeró bien el Principado en marcar los puntos cardinales, ese «paraíso natural» del que nos hablan. Y con eso el Principado cumplió. ¿El desarrollo rural? Coser y cantar. Pero los carteles que dicen la verdad son los que alertan, ya desde Oviedo: «transportes especiales hacia Galicia por León». Casi nada. Lo ocurrido en El Bao no es más que otra muestra de lo que el Gobierno regional viene haciendo gala desde hace tiempo, desde que las personas que viven en esta comarca no son, o somos, más que cuatro votos incapaces de dar un vuelco electoral. Cuando se levantó la carretera de la costa alguien tuvo la idea de colocar tres tubos para que el río Barayo pudiese discurrir por debajo de la carretera hasta el mar. Hubo quejas vecinales durante años y al final el tiempo les dio la razón. El agua de las riadas de junio colapsó los tubos y las casas acabaron anegadas. Al final, hubo que tirar la carretera y así nació otro agujero con forma de nicho. Otro lugar idóneo para interpretar el verdadero paisaje. En aquellos días todo fueron promesas, soluciones mejores que llegarían rápido. Pero como siempre pasa en el Occidente, esta vez también toca esperar porque El Bao no tendrá ninguna solución y será la maleza la única capaz de tapar ese maldito agujero que es una sentencia de muerte para una comarca ya herida. Ahora, los que quieran venir al Occidente en coche tendrán que dar un rodeo por la «caleya» de El Bao, pero lo peor es que los transportes especiales no podrán pasar por allí, tendrán que dar un rodeo de cientos de kilómetros ¿Vendrán o se quedarán? Supongo que en el Principado alguien echará la cuenta: para qué invertir en cuatro pelagatos, para qué garantizar el desarrollo a esta gente, para qué impulsar la autovía del Cantábrico, ¿para qué? Si total, dentro de unos años ni siquiera tendremos que ir a hacer campaña, como mucho iremos a quitar los «centros de interpretación de la nada» que ni siquieran necesitan de transportes especiales para desmontarse. Descanse en paz el Occidente.