Una tortuga laúd (Dermochelys coriacea) de aproximadamente 200 kilogramos de peso fue localizada muerta en la playa de Oleiros, en Cudillero, según ha informado el Acuario de Gijón. La tortuga laúd es una especie amenazada con el máximo grado de protección. El paso de ésta especie por lugares cercanos a las costras asturianas está más que probado con los diferentes avistamientos y varamientos registrados desde hace años.

El más reciente de los varamientos, el de la mencionada tortuga, ocurrió el pasado miércoles, donde personal del Cepesma se personó para intentar devolver a dicho ejemplar que presentaba dificultad para mantener una natación coordinada. La tortuga fue introducida de nuevo en el mar pero desgraciadamente volvió a varar, ésta vez ya muerta, a lo largo de esa noche.

Al tratarse de una especie de tan alto grado de protección, su manejo y estudio posterior fue llevado a cabo por personal de Medio Ambiente del Principado de Asturias, organismo que requirió la ayuda de personal cualificado del Acuario de Gijón para su manipulación y posterior recogida del cadáver y así poder llevarlo a las instalaciones del Acuario.

El cadáver de la tortuga fue sacado de la playa por mar debido al gran peso del ejemplar que hacía muy difícil su transporte por tierra. El estado de la mar, con olas de tres metros, no era el más idóneo para sacar la tortuga de la playa pero el trabajo conjunto del personal de Medio Ambiente y del Acuario de Gijón, así como la pericia de Javier García, patrón del velero Yoldia II, fue suficiente para remolcar al ejemplar hasta el puerto de Cudillero, desde donde fue transportada al Acuario de Gijón.

La necropsia posterior fue llevada a cabo por Álvaro Oleaga, veterinario del IREC, Alberto Espí, veterinario del Serida, Jaime Marcos Beltrán y Francisco Alonso Mier de Medio Ambiente, José Antonio Pis, del Centro de Experimentación Pesquera de Gijón y por personal del Acuario de Gijón. Se recogieron todas y cada una de las medidas del animal así como muestras de todos los órganos internos para su posterior análisis histológico y patológico y así tener una base sólida para diagnosticar clínicamente la muerte última del animal.

EUROPA PRESS