Javier Cancio y José Trelles proceden de dos mundos artísticos diferentes pero tienen en común muchas cosas. Ambos son naturales del occidente asturiano -de Castropol y de Tapia, respectivamente- y los dos tienen ganas de hacer cosas diferentes y de provocar al espectador. Es el objetivo de «Enzarzadas», una particular y novedosa exposición que se puede visitar hasta el domingo en la Casa de Cultura de Vegadeo.

La muestra combina fotografías de José Trelles, quien también es pintor y diseñador gráfico, con piezas del ceramista Javier Cancio. Cerámica y fotografía se unen a través de 12 palabras clave: amor, babel, venus, promesa, odio, ilusión, beso, ritual, deseo, respeto, soledad y azar. «Son palabras diana que se van asociando a imágenes y que le van sugiriendo cosas al espectador», explican. La muestra se divide, además, en dos series: una sepia, más vinculada a la tierra, y otra gris, protagonizada por el viento.

El trabajo para alumbrar esta exposición tiene un recorrido de dos años, desde que Trelles formuló la idea inicial hasta que, junto a Cancio, le dio la forma definitiva. El concepto es novedoso por cuanto une a dos artistas no sólo en una misma exposición sino en una misma pieza. Por eso precisan: «No hay que entender la obra como dos partes separadas sino como una pieza única de dos artistas». Trelles pide a la gente que se acerque a la muestra «con ojos de niño» y les sugiere que se dejen llevar, pues cada panel tendrá una lectura diferente según las vivencias de cada persona. «Cada uno sentirá algo diferente y debe buscar la relación entre la palabra y la imagen. La gente debe leer la pieza», añade.

Así, la palabra «amor» acompaña a una fotografía de un zarzal -arbusto que da nombre a la muestra-, «promesa» aparece junto a un extenso campo de maíz en sus primeras fases de crecimiento y «soledad» complementa a la imagen de una gota de rocío a punto de desprenderse de una hierba. Son fotografías sugerentes que hacen pensar y que también tienen mucho que ver con el paisaje del Occidente.

La otra parte de la pieza es la cerámica, más desconocida. Cancio explica su complejidad, especialmente a la hora de lograr el tono y el tamaño perfecto: «Es una placa muy fina y la manipulación es difícil. Además, es complicado igualar el tono de la chapa cerámica con la foto y lograr que la intensidad del color se homogenice» .

Su próxima parada será Oviedo, pero primero tocaba su tierra: «Aquí tenemos nuestras raíces».