Cary Pinkowski se encuentra estos días en Tapia de Casariego, donde supervisa en primera persona los avances, tanto administrativos como técnicos, para explotar la riqueza aurífera de Salave. El consejero delegado de Astur Gold quiere alquilar una casa en esta villa marinera y mudarse al concejo, pasar aquí «tiempo y tiempo». Viene para quedarse, porque está «seguro» de que Tapia tendrá una mina de oro. Su compañía es la concesionaria de esta explotación por treinta años prorrogables. El Gobierno regional, que en 2005 vetó esta propuesta en aplicación del Plan de Ordenación del Litoral (POLA), estudia su caso.

-En Tapia de Casariego existe rechazo vecinal a la mina de oro.

-Hay una gran mayoría silenciosa que está a favor de la mina y mucha gente nos ha enviado sus currículos para trabajar en nuestra empresa. Los contrarios a nuestro proyecto son una minoría. Sería muy importante que esa mayoría silenciosa que sí está con nosotros lograra hablar en voz alta y apoyar el proyecto.

-¿Tiene explicación para tanto silencio?

-Es algo que nos pasa en todos los lugares donde queremos desarrollar una mina. La gente que está a favor tiene sus pequeños negocios, sus empresas y les resulta difícil posicionarse. Lo entendemos.

-¿Cuáles son las bondades de este proyecto tan contestado?

-Los grandes beneficios económicos, algo obvio. Sin ir más lejos, se beneficiarán las empresas turísticas, los autónomos. Para nosotros es fundamental que la gente que nos apoya vea que hay beneficio y lo reciba. El empleo de la mina va a generar de tres a cuatro veces más riqueza y turismo para Tapia.

-¿Cuáles serán los costes ambientales?

-La explotación estará en medio del bosque y la mayoría de la gente no la va a ver ni a oír. En Tapia sólo se verán afectadas algunas casas, pero el noventa por ciento de los habitantes no se va enterar de que existe una mina.

-¿Cómo va a afectar a esas viviendas?

-Si hacemos una explotación a cielo abierto tampoco queremos que estos afectados vean pasar camiones de un lado a otro todo el día. Por eso estamos hablando con sus propietarios y hemos comprobado que están dispuestos a vender sus casas y nosotros a comprarlas a buen precio, quizá un 25 por ciento más de lo que valen. No tenemos pensado expropiar, sino comprar.

-A pesar de la polémica que genera la mina habla usted como si fuese ya una realidad. ¿Tiene plena confianza en que se desarrollará el proyecto tal y como prevé su empresa?

-Absolutamente. En 2005 no era el momento más adecuado para explotar estas reservas porque había un «boom» inmobiliario. En los últimos diez años el precio del oro ha subido en un 400 por cien. Y mi empresa, ahora mismo, tiene 150 millones de euros para invertir en Tapia. Si el precio del oro bajara, no se podría llevar a cabo, pero no es así. Ahora es el momento adecuado de seguir adelante por el precio del oro. Si éste baja podría suponer la inviabilidad económica del proyecto.

-Afectará a un entorno protegido.

-En primer lugar, no es una zona natural. ¡Ha sido hecha por el hombre, la hicieron los romanos hace siglos! Y este lugar, donde se proyecta la mina, está limpio porque llevamos diez años limpiándolo. Es decir, no se vería sin nuestro trabajo. Estoy convencido de que será un lugar más agradable y cuando acabemos el proyecto estará mejor que en la actualidad. De hecho, ahora estamos trabajando con los gobiernos local y regional para saber qué haremos cuando la explotación termine.

-Hay diálogo con ellos.

-Sí, claro que sí.

-La explotación está en terrenos afectados por el Plan de Ordenación del Litoral Asturiano, que sabe es muy restrictivo.

-Insisto en que no es un área protegida. Y la Ley de Costas es posterior a la compra de la mina.

-¿En qué medida favorecerá al turismo este proyecto?

-En Tapia la temporada turística son dos meses. Con la mina se podría ampliar a todo el año. Cuando en Canadá se hacen jornadas de puertas abiertas en una mina se pueden llegar a registrar 2.400 visitas en cinco horas. Una explotación tiene atractivo turístico en sí misma.

-¿Renuncian a hacer una explotación a cielo abierto?

-Necesitamos hacer más estudios. Una explotación bajo tierra es más cara y se extrae menos oro.

-En caso de que exista una galería, ¿dónde se ubicaría la bocamina?

-Hay varias opciones, pero todas ellas se están estudiando. Lo único que puedo decir que es que no nos planteamos adquirir más terreno.

-¿Y las escombreras?

-Estamos investigando y dependerá del tamaño de la mina.

-¿Las voladuras dañarán los lagos de Silva?

-Utilizaremos la tecnología más moderna. No vamos a hacer volar piedras (risas). Si hay una excavación a cielo abierto afectará a los pantanos. Pero yo nunca vi a nadie nadando en ellos. He estado allí muchas veces, unas cuarenta, y nunca he visto a nadie.

-¿Eso le sugiere que no son tan importantes?

-La gente se siente implicada con los pantanos porque se va a hacer la mina.

-¿Qué será el entorno de los lagos de Salave en el futuro?

-Depende más de la gente que de nosotros. Se ha hablado de construir un puerto deportivo, un área turística, pero depende de la gente del pueblo.

Perfil

Un gran viajero

El consejero delegado de Astur Gold es una apasionado de las finanzas y de la minería. Nacido en Vancouver (Canadá), le encanta viajar, conocer lugares nuevos, explorar el mundo. También leer. Últimamente ha estado «enfrascado» en un ensayo sobre minería del que no desvela el título. Llega a Tapia de Casariego con la ilusión de quedarse, de alquiler una casa y hacer vida en esta capital de concejo del litoral asturiano. Le encantan las playa tapiegas y dice estar fascinado con Oviedo, una ciudad «muy elegante». De Asturias, en general, le gusta su paisanaje y su gastronomía. Estos días está en Tapia, pero de paso. Espera volver para quedarse y no duda sobre lo que significará una mina de oro para este concejo: «Con ella será un lugar más interesante». En su trayectoria destaca la fundación, en Canadá, de la minería de cobre más grande del mundo.