Ni un paso atrás, «pero ni para coger carrera». A Francisco Cuesta Toribio, actual director del museo etnográfico de Grandas de Salime, le enseñaron muy bien la lección de niño, por eso dice que con el paso de los años no se le ha olvidado. Él, mira al futuro, «no al pasado», pese a ser historiador. Se siente muy implicado con su cargo actual y dice que ya no piensa en la polémica que se vivió hace un año, cuando se cesó al anterior director, José Naveiras Escanlar (Pepe El Ferreiro), provocando una agitación ciudadana sin precedentes en la villa grandalesa. En abril sufrió una agresión de un vecino de Grandas. Durante la entrevista, Cuesta Toribio parecía relajado. También «feliz» y ya alejado del conflicto que desató su nombramiento.

-¿Vive tranquilo en Grandas de Salime?

-Sí. Estoy tranquilo y hago una vida normal. Soy uno más.

-¿Ha superado la polémica que rodeó a su figura por ser el sucesor de Pepe el Ferreiro?

-La superé el primer día. Tenía claro a qué venía y a qué me había comprometido. Siempre dije que el trabajo sería mi aval y me mantengo. En la actualidad soy el director del museo de Grandas de Salime y no entro en esas polémicas, en las disputas del pasado. El museo ha iniciado un camino irreversible. Es una institución que tiene una personalidad propia como para que se la valore por sí misma, no por quién la dirige. Soy de los que piensan que todos estamos de paso. Yo también estaré de paso, pero el museo permanecerá. Lo único que cambia es la forma de gestionarlo. Esa idea de personalizar un museo no es del siglo XXI. No se hace ni con la colección del barón Thyssen. Todo el mundo identifica esta institución por su valor. El Museo Etnográfico de Grandas de Salime es de todos, no de una persona en particular.

-El 23 de enero se celebró una manifestación para pedir la restitución de Pepe el Ferreiro en el cargo de director del museo grandalés. Se estima que participaron unas trescientas personas. ¿Qué le parece?

-El derecho a la opinión es constitucional y creo en él.

-¿En qué ha cambiado el Museo Etnográfico de Grandas de Salime en un año?

-En mucho en cuanto al funcionamiento interno y en casi nada a nivel externo. Es decir, internamente ahora es un museo y antes no lo era. Ahora sí cumple con la normativa de museos del Ministerio de Cultura, con las directivas europeas y la legislación de la comunidad autónoma. Antes esto no se cumplía. Y su gestión es una gestión moderna. Que el museo tenga elementos del pasado no quiere decir que su promoción sea del pasado. Por ejemplo, su logotipo ha evolucionado hacia unas grafías propias de nuestro siglo. Como institución ha cambiado mucho: ahora colaboramos con investigadores, tenemos un inventario y se aplica un protocolo para las donaciones. Es decir, nadie me da a mí nada, sino que lo dona a un museo público y como tal se tramita. El Museo Etnográfico de Grandas también es ahora miembro del Consejo Internacional de Museos. Tenemos voz y voto, como el Museo del Prado.

-¿A qué se refiere cuándo dice que no ha cambiado nada a nivel externo?

-A la definición del museo. Antes se daba por hecho a qué se dedicaba. No ha cambiado a qué se dedica, qué custodia, pero sí se ha hecho pública esa información. Los objetos de esta colección hablan de pensamiento de conocimiento, de memoria y deben transmitir vida. En un futuro, queremos recoger lo inmaterial, pero todavía no sabemos cómo.

-¿Cómo es ese proyecto?

-Impulsar la recuperación del patrimonio inmaterial desde el museo sería muy interesante. No sabemos todavía cómo lo haremos pero es un proyecto pendiente.

-¿Cuál es el futuro de esta muestra etnográfica?

-Debe convertirse en el motor del Occidente, en su referencia cultural. Y ser un espacio abierto y para el intercambio.

-¿Necesita el museo más promoción?

-La promoción siempre es bienvenida. Lo que tenemos que hacer es invertir en buscar nuevas formas para publicitarnos porque lo que suele pasar es que siempre utilizamos las mismas fórmulas. Necesitamos ir más allá y pensar en algo diferente.

-Las comunicaciones en la Cuenca del Alto Navia han sido siempre el caballo de batalla de los alcaldes. ¿Afecta al museo el estado de las carreteras, concretamente de la AS-25?

-Aquí viene quien quiere, da igual cómo se encuentren las carreteras. Si quieres conocer el museo haces el viaje igual. Estoy seguro de que si se hiciera alguna obra nos quejaríamos porque nos estaríamos cargando el medio ambiente y el entorno y su paisaje... Prefiero tener un entorno privilegiado, natural y conservado a ganar cinco minutos en el viaje. Además, la gente que viene a conocer el museo de Grandas disfruta del trayecto, de la montaña, de toda la Cuenca del Navia. Eso también tiene su encanto y su atractivo particular para aquella persona que nos visita.