Castropol,

T. CASCUDO

Poco se sabe del grupo de empresarios que se esconden detrás de la sociedad Paisajes de Asturias S. L., encomendada a salvaguardar varias de las joyas arquitectónicas de la costa asturiana. Desde que en 2008 se hicieron con el Palacio de Trenor, en Figueras, han intensificado los contactos para adquirir diferentes inmuebles de indudable valor histórico en el Occidente.

Pese a la importancia de estas operaciones inmobiliarias, poco o nada se sabe de los inversores. La empresa carece de página web o una oficina en la que contactar. Tan sólo cuentan con sede social en una céntrica calle ovetense -sin gente cuando LA NUEVA ESPAÑA acudió- y una persona de contacto que trabaja en condición de apoderado y portavoz de la compañía. Él es quien se encarga de cerrar los acuerdos y trabajar sobre el terreno encargando estudios y proyectos y negociando con la administración.

De la compañía sólo ha trascendido que se trata de un grupo de personas con capacidad financiera y vinculados a diversos sectores empresariales. La mayoría o todos los socios de la entidad tienen raíces en Asturias.

El portavoz de Paisajes de Asturias asegura que los inversores no quieren salir del anonimato y huyen de cualquier notoriedad. Además defiende sus intenciones y tranquiliza a los vecinos al asegurar que no se trata de una empresa constructora o especuladora: «Su intención es recuperar y restaurar fielmente los inmuebles. Es un proyecto precioso».

El Alcalde de Castropol, José Ángel Pérez, ha tenido contacto con los inversores, pero respeta su decisión de seguir en el anonimato. El regidor defiende su trabajo como «impecable». Según Ángel Pérez, se trata de personas «de plena confianza».