Evaristo Lombardero y Francisco García, ambos luarqueses, se entretenían ayer en colocar las mejores galas al Nazareno, la imagen de Jesucristo más venerada en Luarca y que hoy espera la visita de centenares de personas. El Cristo sale de su habitual encierro para celebrar los 33 credos, como cada primer viernes de marzo desde tiempos inmemoriales. Creyentes y devotos de esta imagen visitarán desde primera hora de la mañana la capilla de Villar de Luarca, esa que mira al mar Cantábrico y que espera cada Semana Santa para ser el centro de atención en la Villa Blanca de la Costa Verde.

Evaristo Lombardero y Francisco García, presidente y tesorero de la Real Hermandad del Nazareno, son los encargados de organizar el encuentro, «también fiesta para muchos». Los devotos llegan a la capilla para rezar. Tienen que saber el credo, porque se les pide que lo recen 33 veces. Con este ritual se ofrecen a Cristo, recuerdan su sufrimiento en la Cruz y también sus años de vida. «Normalmente la gente, si viene a rezar, le pide algo al Nazareno», explica Lombardero.

A la capilla llega gente que empezó a rezar al salir de su casa, o que se trae los deberes (los 33 rezos) para hacerlos en la capilla. «Hay de todo», cuenta Francisco García. Él confiesa que no participa en este ritual, no porque no sea creyente, sino porque en general no le gusta mucho el rezo. «Pero los que nos visitan son creyentes, personas que sobre todo viven la devoción al Nazareno», matiza.

El Cristo del Nazareno es la imagen religiosa más venerada de Luarca. La Real Hermandad sabe algo de esto; por ello, desde hace años, le descubre los pies cada primer viernes de marzo. «Así pueden ver que es una imagen entera», apunta Lombardero. Los hay que besan sus pies, en señal de acatamiento y porque así tal vez sus peticiones tal vez sean más escuchadas. Hace treinta años, por la capilla de La Atalaya podían pasarse hasta mil personas. Con el paso de los años, el número de visitas se ha reducido. El año pasado, casi 400 se acercaron a la capilla para ver al Nazareno y para rezar.

La Real Hermandad, en un intento de evitar el olvido de esta celebración, regala desde hace años un pequeño obsequio a cada fiel. En este ocasión, un pañuelo con la imagen del Nazareno. Otros años, un rosario, con el que, de paso, los creyentes puedan contar el número de credos que llevan. Aunque también los hay que vienen provistos de garbanzos. A los 33 se acaba la fiesta. El devoto vuelve a casa y espera el milagro, la petición. Dicen Evaristo y Francisco que no es la primera vez que observan «que pasan cosas extrañas» relacionadas con esta imagen. Coincidencias y casualidades en las que no creen, «pero algo hay», señalan con buen humor.

La fiesta de hoy es una antesala de la Semana Santa luarquesa. El Nazareno bajará desde el faro de Luarca hasta la villa el 12 de abril, nueve días antes del Jueves Santo. Son las dos únicas veces que la imagen sale o se deja ver sin estar protegida en el altar.