El Museo de los Molinos Mazonovo, en Taramundi, afronta la recta final de las obras para disponer de un frezadero natural de trucha dentro de sus instalaciones. El proyecto pretende aprovechar el viejo canal de agua del molino para que las truchas desoven, algo natural antaño y que se perdió de forma progresiva. El dueño del museo, Carlos López-Cancelos, confía en que los trabajos estén listos esta primavera y así poder reabrir al público el equipamiento museístico, pero no tiene claro que esto pueda realizarse antes de la próxima puesta de huevas de la trucha, a caballo entre marzo y abril.

El centro está cerrado desde finales de año, con las consiguientes pérdidas económicas para los propietarios. El equipamiento -que muestra al turista el funcionamiento de los ingenios hidráulicos- abrió sus puertas en 1998 recuperando el viejo molino ya existente en la zona. Hoy es uno de los museos más atractivos del concejo y en sus mejores momentos ha llegado a recibir hasta 25.000 visitantes anuales.

A partir de su próxima reapertura la visita se completará con paneles informativos que explicarán el proceso vital de las truchas y la misión del canal como espacio ideal para el desove de los peces. Además, precisa el propietario del museo, el proyecto tiene un perfil demostrativo para que instituciones y entidades estudien sus características y su importancia de cara a la recuperación truchera de los cauces.

El museo de los molinos está localizado en mitad del río Cabreira, donde el número de truchas ha descendido de forma importante en los últimos años. Dice López-Cancelos que «parte de esa reducción se debe a que las truchas apenas disponen de sitios en condiciones para poner las huevas». Por eso confía en que esta iniciativa, que cuenta con una subvención de las ayudas europeas Leader, ayude a la mejora medioambiental del río.

Aunque inicialmente se iba a acondicionar todo el canal ahora sólo se destinará a esta misión la mitad. La superficie se habilitará con guijarros para obtener las condiciones propicias para que los peces pongan las huevas.

Los trabajos están avanzados, pero López-Cancelos duda si llegarán a tiempo para la próxima puesta de huevas de las truchas. Esto suele suceder entre los meses de marzo y abril.

En una segunda etapa, el museo tiene en mente un proyecto para construir una escala natural para peces excavada en la propia roca de la margen derecha del río, junto a un azud que dificulta el tránsito por este cauce taramundés. No obstante, el promotor del espacio esperará hasta disponer de presupuesto suficiente para poner en marcha los trabajos.