Campiello (Tineo)

La tradición es un signo de identidad en «Casa Herminia». Durante más de trescientos años este comercio ha servido como refugio para los caminantes del camino primitivo de Santiago. Sus orígenes se remontan al siglo XVII, época de la que se conservan documentos en los que se menciona la existencia de una venta en el mismo lugar que hoy ocupa este negocio tinetense. «Casa Herminia» no es un bar tienda al uso, es una especie de «oasis» que a lo largo de las décadas ha tratado de renovarse para hacer frente a los tiempos que corren.

El archivo diocesano de Oviedo conserva en sus anaqueles un legajo en el que se indica que en agosto de 1663 ya existía una venta de arrieros y mercaderes en Campiello. Según el investigador Salvador Fernández Fernández, esta hacienda rodeada por un pinar estaba regentada por Antonio Lorenzo y era también un lugar donde se daban cita los escribanos para redactar todo tipo de documentos.

A finales del primer cuarto del siglo XX, la venta fue objeto de un gran impulso de manos del matrimonio compuesto por Herminia Pérez y Manuel Francos. El negocio pasó a llamarse «Casa Herminia» y se reinventó como bar-tienda y casa de comidas. «El negocio alcanzó una gran fama gracias a los guisos de la abuela, quien llegó a contar entre sus comensales con conocidos personajes como Carmen Polo, Víctor Manuel o el pintor Nicanor Piñole», comenta Herminia Álvarez, actual regente del comercio, la cual prosigue añadiendo que «el artista gijonés incluso regaló uno de sus cuadros a la familia como señal de agradecimiento».

Herminia Pérez es recordada como «una institución». «Era muy conocida y respetada. Tras la Guerra Civil ayudó a sacar de la cárcel a mucha gente», advierte Álvarez, quien se casó en 1987 con Javier Crespo, heredero del bar-tienda. «Los abuelos regentaron el comercio hasta su fallecimiento. Manuel falleció en 1986 y Herminia cinco años después», precisa la hostelera.

Entonces, Herminia Álvarez, su esposo Javier y su cuñado Héctor comenzaron a dirigir el comercio con la ayuda de Oliva Fernández -sobrina de los fundadores- y de su esposo, Ceferino Crespo, fallecido recientemente. Los últimos lustros han sido de gran actividad en «Casa Herminia», cuyos designios van más allá de servir comidas, bebidas o vender ultramarinos. Cabe decir que la familia también se dedica a la distribución de piensos, posee una bolera y hace un año inauguró un albergue de peregrinos. «Tienes que buscar nuevos motivos para mantener las puertas abiertas. La ganadería y la agricultura están en declive y el poder adquisitivo de la zona ha descendido», lamenta Hermina Álvarez. Cada día, varios peregrinos se dejan caer por el local.

Su primera impresión suele ser siempre la misma: «Los lugares como este no deberían de desaparecer». Sin embargo, la realidad es bien distinta. «Nos atiborran con impuestos por todos los lados», enfatiza Álvarez. Teme que ella, su marido y su cuñado sean la última generación al frente del centenario establecimiento. «Mis hijos, Judith y Boris, están estudiando fuera. A ellos les gusta esto pero es muy sacrificado. Trabajamos catorce horas diarias de lunes a domingo», comenta. Y, ¿compensa tanto sacrificio? «La gente del pueblo es como tu familia. Este es su lugar de encuentro».

Lugar

Campiello (Tineo)

Año de fundación

Siglo XVII

Fundador

Familia Lorenzo

Tipología

Comercio mixto, restaurante, almacén de piensos y albergue