Castropol,

T. CASCUDO

En cuestión de semanas las semillas de almejas que se crían en el Centro de Experimentación Pesquera de Castropol estarán listas para repoblar las rías de Villaviciosa y el Eo. Será el tercer año en que se lleve a cabo este proceso que permitirá incrementar las poblaciones de almeja autóctona en beneficio de los mariscadores de la zona.

Del criadero de Castropol saldrán entre 700.000 y un millón de unidades de almeja autóctona, también conocida como almeja fina o «Ruditapes decussata». La cifra es baja si se compara con los casi cinco millones de larvas de los que parte el proceso. No obstante, los investigadores están satisfechos con la cifra de supervivencia ya que, como precisa la responsable del Centro, la bióloga Carmen Rodríguez, la almeja fina es una especie «muy caprichosa».

El sesenta por ciento de las semillas obtenidas se trasladarán a Villaviciosa y el resto se quedará en la ría del Eo. Será el trámite final después de un año de trabajo en el centro castropolense. La labor comienza con la recolección de almejas reproductoras, alrededor de 200 individuos que se extraen de la ría del Eo.

Esta operación de extracción de reproductores se realiza en torno al mes de febrero, cuando se recogen del estuario y se mantienen en tanques con temperatura y alimento adecuados. En el mes de mayo se produce el desove y se obtienen las larvas que se estabulan en el criadero con las condiciones adecuadas de temperatura y de alimento durante 6 meses. Posteriormente se pasan a una batea flotante, en donde permanecen durante 5 meses. «En la batea aprenden a alimentarse en condiciones naturales de temperatura y alimentación, hasta que alcanzan los 10-12mm, tamaño idóneo para la repoblación», precisa Rodríguez. Como no todas las almejas alcanzan el tamaño ideal al mismo tiempo, las repoblaciones se realizan de forma progresiva, aclara la bióloga del centro castropolense.

Este proyecto es una de las tres líneas de trabajo (investigaciones sobre almeja, pulpo y oricio) que financia el Ministerio de Agricultura y el Principado y en el que trabajan de forma conjunta Asturias, Galicia, Cataluña, Cantabria y Andalucía. Se trata de poner a punto el cultivo larvario de almejas para obtener juveniles con los que repoblar las rías. Logrado el objetivo central, los esfuerzos se centran ahora en la realización de experiencias de engorde, probando alimentos diferentes que optimicen el cultivo.

Pese a que de momento las investigaciones han sido exitosas, Rodríguez indica que hay que esperar unos años hasta poder hacer un análisis riguroso de los resultados alcanzados. «El cultivo está funcionando bien pero el análisis debería hacerse al cabo de entre tres y cinco años. Hay que tener en cuenta que la almeja tiene un crecimiento lento y desde el momento de la siembra tarda entre dos y tres años en tener el tamaño comercial», matiza.

Al margen del proyecto investigador, se echa de menos en el estuario fronterizo del Eo el incremento de la actividad de los mariscadores. Más aún teniendo en cuenta la proximidad del Centro de Experimentación Pesquera -ubicado en el puerto de Castropol- y los servicios que de él dependen en cuanto asesoramiento y depuración, que facilitarían la posterior comercialización de los productos.

El caso es que apenas hay autónomos dedicados a la recolección y venta de almejas en el estuario del Eo. Rodríguez matiza que «sería deseable que el esfuerzo de las campañas de repoblación redundara en el aumento de capturas y del número de mariscadores». Es lo que ha ocurrido en Villaviciosa y la tarea pendiente en el Eo.