Cudillero,

Ignacio PULIDO

«Mientras haya marineros en Cudillero, L'Amuravela debería seguir existiendo». Así de claro se muestra Cesáreo Marqués, recitador del tradicional sermón pixueto por San Pedro desde 1985. A pesar de su veteranía -veintisiete años impartiendo cátedra en La Ribera-, Marqués afirma experimentar ya la tensión previa que acarrea ser el protagonista del festejo pixueto donde los haya. Estos días se afana por memorizar los centenares de versos que componen el texto en el que se condensa la actualidad más efervescente y que tendrá que recitar el miércoles.

Cesáreo aún recuerda cómo fue su primer sermón en La Ribera. Apenas tenía unos 25 años y sucedía a Juan Luis Álvarez Bravo, «Totó». «La megafonía falló y tuve que recitar la copla final sin ningún tipo de amplificación. La gente que se encontraba más al fondo me confirmó que me habían escuchado perfectamente. Eso me dio muchos ánimos», subraya. Diez años más tarde, en 1995, Cesáreo adquirió también la responsabilidad de escribir L'Amuravela. «Lo tuve que hacer en diez días. El pueblo la acogió con mucho cariño», sostiene.

El miércoles Cesáreo actuará una vez más como nexo de comunicación entre los pixuetos y San Pedro. Encaramado a la proa de una lancha pondrá al patrono al día de todo lo acontecido, le pedirá protección, mostrará el descontento del pueblo con determinados aspectos y le agradecerá todo su buen hacer. En concreto, L'Amuravela de esta edición viene cargada de noticias. «Habla sobre los problemas de la pesca de la xarda, sobre las elecciones, el "caso Marea" o la reducción del límite de velocidad», comenta el recitador y autor, quien precisa que el sermón se compone de 650 versos.

Escribir L'Amuravela no es moco de pavo. Requiere estar constantemente atento de la actualidad. «Recopilo información durante todo el año, desde temas internacionales hasta anécdotas a nivel local», matiza. No obstante, la cosa se complica cuando es preciso pasar a versos todos esos apuntes. «Da verdaderos quebraderos de cabeza», reconoce. A finales de abril, Cesáreo se embarca en esta ardua tarea. De todos modos, cabe decir que la rabiosa actualidad del sermón hace que su composición esté abierta a nuevas incorporaciones hasta el último instante. «Si mañana sucediese algo habría que incluirlo. Por ejemplo, cuando Michael Jackson falleció tuve que añadir unos versos refiriéndome a él», enfatiza.

Durante las dos últimas décadas Cudillero ha cambiado. Al declive de la pesca le ha seguido un incremento del turismo. ¿Ha evolucionado también L'Amuravela? «Sigue más o menos un guión. No obstante, hace menos alusión a la pesca que hace veinte o treinta años», afirma Cesáreo, para quien el sermón sería tan sólo un atractivo turístico más si en Cudillero no hubiese pescadores. «Son quienes le dan su verdadero sentido. L'Amuravela es pixueta sin más», opina.

Por el momento, Cesáreo conserva las ganas de seguir adelante con el sermón de L'Amuravela, pero advierte de que es preciso pensar en un relevo. «Se debería ir pensando en alguien que vaya apuntando. Hay juventud de sobra. Ahora la hago yo pero L'Amuravela no es mía», concluye.