La Llaneza (Tineo)

Pepe RODRÍGUEZ

La incursión de Tomás Rodríguez Villar en La Espina a plena luz del día para aprovisionarse de víveres y su posterior regreso al monte en el que se esconde en Tineo ha sido la chispa que ha desatado una nueva batida en busca del fugitivo. Más de dos decenas de agentes de la Guardia Civil llegaron ayer por la mañana al pueblo de La Llaneza para peinar la zona a la caza de «Tomasín», al que se busca desde que su hermano Manuel fuera encontrado muerto, con signos de violencia, en una de sus cabañas. La nueva incursión policial, como las anteriores, no tuvo éxito.

«Vinieron pronto hoy, y eran muchos. Se pusieron a buscar por todos los parreiros, las cortes, las paneras y las casas. Registraron todas las viviendas», relata Magdalena Fernández, vecina de Casa Constantino, que confiesa que hay preocupación en los escasos habitantes de La Llaneza. Una aldea que sólo cuenta con tres viviendas y una de ellas, la de los protagonistas de esta triste historia, ya no acoge a nadie en su interior.

Tomás Rodríguez Villar está siendo perseguido por la Guardia Civil desde la muerte de su hermano. Nadie le ha acusado de nada y, oficialmente, se le trata de encontrar para que ayude a aclarar las circunstancias del suceso, pues Manuel tenía una herida en el cráneo y murió de manera violenta.

Tomás, un genuino ermitaño, es considerado como una persona muy capaz de vivir solo y a su aire en el monte, pues es algo que lleva haciendo desde hace tiempo. Siempre se supo que la persecución sería complicada.

Pero lo más llamativo del caso sucedió el pasado viernes cuando «Tomasín» se acercó hasta el pueblo de La Espina para comprar provisiones. Lo hizo aseado y sin las barbas «hasta la cintura» que tenía la última vez que fue visto en público, antes de los luctuosos hechos que acabaron con la vida de su hermano. Tras pagar por la comida incluso hizo uso de un taxi para que le llevara a su pueblo y le guió para adentrarse hasta las inmediaciones de su cabaña.

Fue este taxista el que dio parte a la Guardia Civil de lo sucedido, pues reconoció al hombre. Incluso lo grabó con su móvil.

La anécdota ha vuelto a poner en alerta a todos los habitantes de la zona. Tanto los familiares como los vecinos de Tomás han declarado, en repetidas ocasiones, que no es un hombre que esté en un estado mental óptimo y, debido a ello, temen por su seguridad. Cuanto más al saber que es capaz de asearse para bajar hasta la civilización, comprar en un supermercado, parar en un bar, coger un taxi y volver a su rutina sin, en principio, mostrar ningún miedo por ser reconocido. Los vecinos creen que eso es muestra de una inestabilidad mental con la que, desde luego, no están nada cómodos.

Esta forma de actuar de Tomás Rodríguez concuerda con la que también denunciaron los vecinos de La Llaneza pocos días después de su desaparición pues aseguraron, aunque no lo pudieron ver, que había estado en el pueblo atendiendo a su ganado y guiándolo para cambiarlo de prado. Incluso que llegó a estar en su casa y a abrir la puerta de la cuadra a plena luz del día. Nadie lo grabó en video entonces.