Valdés,

A. M. SERRANO

El Museo del Calamar Gigante de Luarca amplía los contenidos de su exposición. La entidad encargada de su gestión, la Coordinadora para el Estudio de las Especies Marinas (Cepesma), ha incorporado a la misma un tiburón duende capturado en aguas portuguesas, una especie de la que, según los datos de Cepesma, sólo hay registrados 76 ejemplares en el mundo. Este tiburón se exhibirá al público junto con el resto de especies marinas reunidas en el museo, de gran prestigio internacional por su colección única de nueve calamares gigantes.

El tiburón duende fue capturado por un barco de la flota de la localidad pontevedresa de Marín. Inicialmente, se llevó a la Organización para el Estudio de los Mamíferos Marinos de Galicia, pero, finalmente, se cambió ese destino por Luarca. El tiburón se mostrará junto a otro escuálido (el tiburón anguila) en el museo de Cepesma en el muelle nuevo de la capital valdesana.

La Coordinadora mantiene abiertas las dependencias al centro al margen del retraso en la ejecución de las obras para defender al edificio de los temporales marinos. Entre los meses de abril y octubre, el centro recibió 22.000 visitas, consolidándose como uno de los museos más importantes del occidente asturiano. Muestra una coleccion única de especies de los fondos marinos, con el calamar gigante como atractivo principal, que atrae tanto a los turistas como a los estudiosos del océano.

Pese a que el centro suma ejemplares amplía su colección cada año, todavía tiene pendiente una obra vital para su continuidad física: la ejecución de dos «botaolas» que frenarían el impacto del oleaje en el inmueble en caso de borrascas y grandes marejadas y evitarían destrozos como los registrados en noviembre de 2010, cuando el centro se vio obligado a cerrar por un plazo de seis meses. La situación del edificio en el muelle nuevo de Luarca, junto a los almacenes de pescadores, es la más expuesta de todas las construcciones desarrolladas en esa zona de la villa.

Este centro dedicado al legendario «kraken» se abrió gracias al empeño de Cepesma por mostrar al público esta colección única en el mundo. La exposición tiene un marcado carácter didáctico, para concienciar al público sobre los males que sufren el mar y las especies que lo habitan por la acción del ser humano. La recreación de los fondos marinos está distribuida entre las tres plantas del edificio, que se visitan de arriba a abajo. El más grande de los calamares gigantes conservados por Cepesma mide algo más de nueve metros.