Cangas del Narcea,

Pepe RODRÍGUEZ

Asunción Laso, coordinadora de la Plataforma estatal contra la contaminación electromagnética, estuvo en Cangas del Narcea para pronunciar la ponencia titulada «¿Conoces los peligros de la contaminación electromagnética en nuestros centros escolares?» y dejó un mensaje contundente: «Está ampliamente demostrado que las redes wi-fi son dañinas para la salud, pero los políticos prefieren no hacer caso».

Asunción Laso es también técnica superior en prevención de riesgos laborales, con especialidad en higiene industrial, y pedagoga. La plataforma que ella coordina está formada un par de cientos de asociaciones, federaciones y confederaciones. Su presencia en Cangas se debe al empeño de la sección de la local de la plataforma, liderada por Rubén García González, quien se ha encargado de tratar de recoger firmas y difundir el mensaje, con el objetivo concreto de eliminar los puntos de acceso wi-fi de los colegios cangueses.

Laso alerta de que los más expuestos a esta contaminación son los niños. «Dado que no tienen el sistema nervioso completamente formado están más expuestos. Por eso es una barbaridad que haya antenas wi-fi en los colegios, emitiendo directamente con los alumnos en las aulas y sin paredes por el medio. Se tienen que contar todas las antenas, tanto emisoras como receptoras, las incluidas en los portátiles y demás artilugios, para darse cuenta de la magnitud de la que hablamos. No se puede bombardear a los niños con esa cantidad de microondas», advierte.

La plataforma defiende, desde hace ya varios años, que se han hecho suficientes estudios a nivel europeo como para levantar la voz de alarma al respecto. «Existen informes y evidencias, más de 1.500 trabajos en la Unión Europea, con conclusiones conocidas por lo políticos. El problema es que las empresas de telecomunicación tienen mucho poder y gente en los ministerios, por lo que todo cae en saco roto», explica Laso. Estas radiaciones podrían crear problemas de salud tan serios como la rotura del ADN o el cáncer, dice.

Mucha gente se pregunta que si es tan grave como se dice, por qué no se hace nada al respecto. Laso tiene su respuesta: «Es como el tema del tabaco que, aunque todos sabemos que es malo, hasta hace muy poco se podía fumar en sitios públicos. De hecho, sigue siendo un caso abierto con gente defendiéndolo, así que es normal que en un tema más desconocido se avance despacio».

Pero la coordinadora de la plataforma pone ejemplos de países en los que la normativa sí que se ha cambiado: «Tampoco podemos pensar que no se está haciendo nada en ningún sitio, porque no es verdad. En Finlandia, Inglaterra o Alemania se ha cambiado la ley, no existe el wi-fi en los centros escolares y se tienen niveles de radiación mucho más bajos que en España. No hablo de 10 ó 100 veces menos, no, en Nueva Zelanda, por ejemplo, hay un nivel de radiación 4.500 veces menor. Y lo móviles siguen funcionando».

La labor de este grupo es compleja porque saben que chocan contra las grandes corporaciones y, también, contra una sociedad que disfruta de las nuevas tecnologías. «Es cierto que los jóvenes adoran sus móviles, pero es que ellos no pueden argumentar sobre su salud porque todos sabemos que con 15 años la falta de salud sólo parece afectar a los demás. Los políticos son adultos y es a ellos a los que compete legislar un sector que tiene unas leyes obsoletas».