Ni entro ni salgo en que el juez Garzón tuviera o no la potestad para llevar a cabo un proceso contra el franquismo. Pero no resulta nada fácil explicarse que el país que retuvo a Pinochet y que también se ocupó de asuntos relacionados con los crímenes de la última dictadura argentina no sea capaz de enfrentarse a sus fantasmas de su pasado más reciente, es decir, al franquismo. Y me inquieta que la derecha española se sienta atacada cada vez que se arremete contra la represión de aquel periodo. Desde el Paleolítico siempre se honró a los muertos, y se diría que todo intento de dignificar la memoria de víctimas del franquismo es tomado desde ciertos ámbitos como una especie de venganza. No hay ningún motivo para obviar aquello que hemos sufrido como país, para obviar lo mucho que hemos perdido. No somos menores de edad para que se nos oculte aquello que la historia certifica, con o sin procesos judiciales.