Directora del Instituto Marqués de Casariego de Tapia

Tapia de Casariego,

T. CASCUDO

La profesora franquina María José Fraga lleva cuatro años al frente del Instituto Marqués de Casariego de Tapia, un centro que este curso atiende a 339 alumnos de Tapia, El Franco y Castropol. Fraga, licenciada en Filología Hispánica, aprobó la oposición en el año 1992 y desde entonces ha dado clase en Cantabria, Navia y Tapia, adonde llegó en 2005. Asegura que este será su último curso al frente de la dirección y ansía poder dedicarse de lleno a la docencia.

-¿Cómo es el cargo?

-Es muy exigente y te obliga a tener muchas cosas en la cabeza porque el ámbito de actuación es muy amplio. La dirección cambia tu percepción del centro; ahora lo siento como algo propio y es algo que todos los profesores deberíamos sentir. Además, tienes que trabajar con todos los agentes, desde profesores a padres. Te obliga a estar entre lo interno de la vida del centro y lo externo, las directrices de la Consejería.

-¿Es difícil conciliarlo?

-Intentas hacerlo de la mejor forma posible. Recibes instrucciones y debes asumir cosas nuevas como por ejemplo la evaluación docente, que no existía cuando opté a la dirección. Es algo recomendable, pero no entiendo por qué tiene que evaluar el equipo directivo el trabajo de los compañeros.

-¿Cómo es la plantilla de este instituto?

-Tenemos gente muy profesional y entregada. La plantilla, de 54 profesionales, es muy estable.

-¿Eso es positivo?

-Tiene pros y contras. Cambiar de centro sirve para actualizarte, es un revulsivo que me parece necesario. Conoces otras formas de trabajar y no tienes más remedio que espabilar para adaptarte. Tampoco hablo de cambiar cada año, pero estar mucho tiempo seguido no es del todo bueno porque podrías acomodarte, aunque actualizarse va en el carácter de cada uno.

-Llevan años reclamando la mejora del espacio deportivo. ¿Hay avances?

-Las dificultades que el Ayuntamiento ponía a la cobertura de la pista parece que ahora no existen y nos han dicho que respetando la legislación no habría inconvenientes. El problema ahora son las dificultades económicas.

-Por lo demás, ¿la antigüedad del edificio es un problema?

-El resto de instalaciones no están mal, aunque estamos condicionados porque las paredes son de piedra y es difícil sacar nuevos espacios.

-¿Cómo es el alumnado de este centro?

-Muy bueno. En general es un centro en el que se puede trabajar y estar a gusto. Son niños y hacen cosas de niños, pero digamos que viven en un entorno rural y eso influye. No tenemos los problemas de las ciudades, puede haber alguno que dé más lata, pero nada más.

-¿Las nuevas tecnologías son un problema?

-Uno de los mayores problemas es el de las relaciones que se crean alrededor de las redes sociales. No son conscientes de los problemas que acarrea un uso indebido. Es difícil de controlar porque ahora cualquier niño tiene un móvil mejor que el que puedo tener yo. La de las nuevas tecnologías es su cultura y lo que podemos hacer es intentar educar y advertir de que tienen ventajas, pero también hay que saber usarlas y racionalizar el uso.

-¿Qué consecuencias está acarreando?

-Desde luego no favorece la capacidad de concentración. En internet puedes trabajar con cinco ventanas y recibir una alerta de un correo electrónico, dejas la lectura y contestas. Para ellos todo es inmediato y esa inmediatez, que en algún caso es buena, en otros es mala porque todo no es tan inmediato, es el resultado de un proceso. Hacen las cosas sin prestar toda la atención, sin entregarse al cien por cien.

-Eso obliga al profesorado a buscar otras maneras de educar?

-Ellos están por delante en algunas cosas, pero no en todas. Así como tú ves a un niño usando una blackberry a una velocidad pasmosa, lo pones delante del ordenador a rectificar un texto y no sabe. Ellos usan las nuevas tecnologías, pero para lo que les interesa y en aspectos muy concretos. Hay cosas que se pueden enseñar, como usar un procesador de textos o hacer gráficas, cosas que no saben hacer por muchas horas que pasen enganchados al ordenador.

-¿Qué programas destacaría del centro?

-Tenemos un grupo de profesores trabajando el tema de la convivencia. También hemos puesto en marcha una escuela de familias y queremos formar una figura de alumnos ayudantes que puedan servir de apoyo a otros. Después destacan las jornadas de hostelería o el programa de apertura de centros.

-¿Cómo va el ciclo de hostelería?

-Muy bien. Aunque no se cubren todas las plazas, hemos logrado un número de alumnos estable. Se logró estabilidad y se percibe interés.

-¿Podría ampliarse la oferta?

-Habría que detectar el perfil que falta. Por ejemplo la rama de peluquería y estética; podría ser interesante implantarla en la zona.

Tapia,

T. CASCUDO

Luis García, Mariolanda Mosquera e Ignacio Valdés están creando la primera historia audiovisual del instituto Marqués de Casariego. El proyecto, bautizado como «IEStoria», pretende recopilar en imágenes y testimonios la trayectoria de este centro educativo. Su objetivo es tenerlo listo para 2015, cuando se cumplirán 150 años de la colocación de la primera piedra del centro.

Los tres docentes comenzaron a trabajar en el proyecto el año pasado y desde entonces han realizado numerosas entrevistas a personas relacionadas con el centro en cualquiera de sus etapas. «Intentamos hablar con todo el mundo y tocar todos los perfiles, desde profesores a ex alumnos o personas vinculadas como limpiadores o cocineros», precisa García. Los entrevistados se prestan encantados a participar en esta iniciativa. «La última pregunta que les hacemos es que nos digan qué nota le pondrían al centro y la verdad es que de notable no baja nunca. Todo el mundo sale contentísimo de aquí y tiene recuerdos muy buenos», matiza García.

En el proyecto también están implicados una veintena de alumnos de las asignaturas Comunicación Audiovisual y Multimedia de primero de Bachillerato e Imagen y Sonido de cuarto de la ESO. «Les sirve en varios aspectos, primero porque ven útil lo que estudian, ya que se ocupan de la edición de los vídeos, y segundo porque se dan cuenta de la importancia del centro y lo que representó para la comarca», explican los profesores.

Este equipamiento educativo, financiado por el benefactor tapiego Fernando Fernández Casariego (Marqués de Casariego), abrió sus puertas en 1867 y hasta 1901 fue Instituto de Segunda Enseñanza. Después, entre 1901 y 1952, pasó por diferentes usos como preceptoría, hospital, residencia infantil o seminario. En 1952 se abrió la etapa moderna del centro, primero como instituto laboral, después instituto mixto, hasta que en 1995 se convirtió en Instituto de Enseñanza Secundaria. Es por ello que el equipo de «IEStoria» ha dividido el trabajo en tres etapas. La primera, de la que ya no quedan testimonios vivos, se ilustrará con fotografías del archivo privado del centro.

«IEStoria» es un proyecto vivo y abierto a la participación de todos. De hecho, los materiales ya editados y preparados se pueden disfrutar a través del blog http://blog.educastur.es/iestoria/.