La mina de magnesita de Valderrodero, en Mallecina de Salas, llegó a constituir El Dorado de esta comarca alta de Salas en la década de los cincuenta, cuando en el pueblo había dos bares, un restaurante, una casa de huéspedes y una flota de camiones que realizaban varios viajes diarios desde la bocamina hasta el puerto de San Esteban de Pravia, donde se embarcaba el mineral. Había sido descubierta por un médico de La Espina que se fijó en una piedra que brillaba en el camino cuando realizaba un viaje nocturno a caballo -un medio de transporte habitual de la época- para atender a un paciente.

Aquella fiebre de la magnesita duró unos pocos años, aunque los suficientes para que subiesen a diario a trabajar vecinos de un buen número de pueblos del concejo de Salas y del vecino Valle de Arango de Pravia. Después llegó la reestructuración ganadera y en la actualidad Mallecina es un pueblo, como todos los de la comarca, de muy baja densidad de población que está envejecida y que vive de la pensión de la agraria. Queda un solo bar cuya propietaria está a punto de jubilarse y el antiguo restaurante y casa de huéspedes echó el cerrojo hace ya varios años.

Pero Mallecina está llamada a recibir un impulso socioeconómico ya de inmediato, puesto que estos días se está llevando a cabo el trámite burocrático para volver a explotar el filón de magnesita de Valderrodero, situado a un par de kilómetros del campo de San Pedro, donde se celebra el último sábado de junio la feria del mismo nombre y que es una de las más antiguas de Asturias, habiéndose especializado en la venta de parejas de bueyes para los arrastreros de pedruscos del País Vasco.

La magnesita se está cotizando bien en el mercado actualmente porque es materia prima para, entre otras cosas, la producción de abonos y de refractarios. La carretera que comunica a Mallecina con Pravia ya no es la que había en los cincuenta. Ganó en anchura y está asfaltada. Nada que ver con el macadán de la época. El destino del mineral de Valderrodero, según fuentes cercanas a la empresa explotadora, será la ciudad de Pamplona y, por tanto, habrá tarea para los camiones, puesto que ya no acabará el transporte en el inutilizado puerto de San Esteban de Pravia, otra de las joyas portuarias perdidas en Asturias.

No se conoce aún la capacidad de puestos de trabajo que tendrá de nuevo la mina de Valderrodero. Pero los que sean será muy bien recibidos en una comarca donde la actividad agraria es ya historia, y la ganadería, una auténtica ruina para los que, obligados por la edad, aún resisten. En principio ya se han realizado labores de limpieza, y la puesta a punto del filón correrá a cargo de un equipo especializado que será muy bien recibido en Mallecina.