Ortiguera (Coaña), A. M. SERRANO

Era el lugar perfecto para disfrutar de las vacaciones de verano con tranquilidad y diversión playera. Así lo recuerdan aquellos que durante los años setenta vieron cómo las Juventudes de Noreña pasaban sus días en Ortiguera (Coaña). En este enclave coañés de puerto y mar pasaron varios veranos niños de familias noreñenses gracias a los campamentos organizados por la parroquia con el conocido como Movimiento Parroquial Juvenil.

En Coaña este recuerdo está todavía presente. El enclave ha dejado de ser el punto de encuentro de los jóvenes noreñenses. Lo que sí persiste en estado ruinoso, aunque no abandonada del todo, es la casona que en su día compró el párroco Fermín Cristóbal y los vecinos de Noreña. En 1975, costó 1.600.000 de las antiguas pesetas. Ahora, su valor se calcula por cientos de miles de euros.

El Ayuntamiento coañés mantiene en la actualidad contactos con este concejo para poder hacer «algo de provecho», según el alcalde, Salvador Méndez, de este edificio, que hace unos años tenía previsto acoger un hotel. No pudo ser.

La casona de indianos se encuentra en pleno centro de Ortiguera, frente al parque municipal. Es por ello testigo de las reuniones vecinales, juegos de los niños, paseos, fiestas, año tras año. Los habitantes de Coaña se preguntan por su futuro, pero la respuesta no llega.

El Ayuntamiento coañés no espera que se puedan realizar grandes cosas por el estado de deterioro del inmueble y porque dejó de utilizarse como albergue en la década de los ochenta. Pero entiende que «algo tendrá que hacerse con el edificio», según el alcalde.

Son los vecinos los que ven, impotentes, como esta casa casi se cae a pedazos. La parroquia de Noreña realiza labores de mantenimiento que se pueden corroborar por el estado del jardín, despejado de maleza y con un color verde que sobre los días de cielo azul de Ortiguera destaca de manera especial en la zona. La última vez que Noreña realizó algún mantenimiento en el edificio fue en 2002. Pero de momento su futuro no está previsto en papel.

Hace unos años el gobierno de Coaña, con el mismo alcalde que en la actualidad, intentó recuperar el inmueble. La llamada «casa de los de los Noreña» -como se conoce en Coaña- sigue en pie, intacta desde que en los años ochenta los campamentos comenzaran a ir a menos. Antes de ser convertirse en propiedad de los noreñenses, la casona fue Villa Arbosa.

En lo escrito sobre la arquitectura del concejo de Coaña durante los siglos XIX y XX, se explica que la vivienda fue levantada por José Rodríguez Jardón. Pero sobre su historia apenas existe información.

Dos lugares, Ortiguera y Noreña, separados por más de cien kilómetros, una de costa y otro de interior, que tienen una historia común pendiente. El cura Fermín Cristóbal, que antes de su destino de Noreña vivió en Mohías, marcó estos destinos.

Ahora ambos ayuntamientos quieren que se esta historia se materialice en un proyecto, y que lo haga antes de que la rehabilitación de la casona, como ocurre con otras del Occidente asturiano, sea cuestión de muchos miles de euros. O quizás imposible.