A principios del siglo XX, Marcel Duchamp decidió no respetar leyes, convenciones ni medidas, convirtiéndose así en el creador más influyente de la historia del arte contemporáneo. A día de hoy es legión política la que, en un sentido un tanto peculiar, sigue al pie de la letra y con excesivo celo estas máximas, de manera que en vez de pasear sus obras por museos y galerías lo hacen por los juzgados de toda España. Artistas de la trampa y el engaño ¡Que cada uno baile al compás de su propio y personal bum-bum! Clamaba Tristán Tzara desde las páginas de su manifiesto de 1918 a todo aquel que quisiera ser moderno. Danzarines expertos, modernos sin fisuras, su individual y descoordinado bum-bum suena en nuestros oídos a matraca desentonada. Pero cuando llega un nuevo componente a la orquesta dispuesto a tocar con su instrumento bien afinado para que todos podamos participar en la soirée, ofendidos, lo acusan de intrusismo e inoperancia. Demasiado Dada para 2012.