La primavera viene adelantada. Hace poco plantaron tableros y ya han florecido, llenándose de carteles multicolores. Los carteles electorales que tienen mucho en común con los del cine. Vean, si no, el del PSOE con su fondo de color intenso, rojo sangre, que intenta suplir las dos cualidades que le faltan a la figura de primer plano, pero que recuerda, más bien, una película de vampiros. El del PP, por su parte, conjuga perfectamente el tono desvaído del azul de fondo con el tono desvaído de la candidata y trae a la memoria las comedias de Doris Day. El de Foro, en cambio, se parece a los de aquellas películas que, más que guión, tenían protagonista y su dominante imagen de Cascos muestra a la vez la principal fortaleza del partido y su principal debilidad. Los de IU, con los candidatos locales en grande, el general pequeñito, escondido en un rincón, y ese letrerito de «rebélate» que parece que te invita a no votarles, son más propios de películas de enredo.