Primero fue Pepiño Blanco, paralizando la autovía de La Espina tras la inauguración del tramo Grao-Doriga. El PP llariego propuso entonces terminar los tramos pendientes de esta infraestructura con fondos mineros, los mismos que ahora niega el ministro Soria. Y estos días el occidente astur recibe otro mazazo referente a las obras de restauración en el monasterio de Corias. Pintan bastos para un proyecto decisivo en el desarrollo de la comarca. En estos pagos, la rebaja es de quien gobierna en España, sea el PSOE, sea el PP. Y, claro, en cada sucursal hay respuesta para justificar lo injustificable. Sin sonrojo alguno, oiga. Y, claro, por estos andurriales, ni hay atención al patrimonio cultural, ni sensibilidad ante la urgencia de nuevas infraestructuras, ello por no hablar de unidades escolares cerradas por la izquierda de siglas en Tineo y de incumplimientos flagrantes sobre la ubicación del centro de salud de Cangas. Aunque, eso sí, el voto se pide, encima, tuteándonos. ¿No somos nada? ¿No somos nadie?