Villamil (Tapia),

T. CASCUDO

Marcos Freije nació hace 22 años en Salgueiras (Villanueva de Oscos) con un raro síndrome denominado Lesch-Nyhan. Su discapacidad le obliga a moverse en silla de ruedas, le provoca fuertes dolores musculares y le impide hablar, aunque puede comunicarse y expresar lo que quiere. En junio pasado terminó su formación en el colegio tapiego Edes y este curso su familia solicitó plaza en el Centro de Apoyo a la Integración (CAI) de Villamil, que gestiona la asociación Fraternidad. Tras un periodo de adaptación satisfactorio, cuando Marcos ya estaba integrado, la Consejería de Bienestar ha decidido denegarle la plaza.

El CAI tiene capacidad para 60 plazas, de las que 44 están concertadas con Bienestar. De las 44 plazas están ocupadas 40, por lo que la dirección del centro considera que hay sitio para Freije. Sin embargo, el razonamiento de los responsables de la consejería es que esas cuatro plazas libres son para personas con discapacidad de grado 1 y 2, no para los de grado 3, como es el caso de Marcos.

El Principado ofrece a sus padres, Manuel Freije y Lucía Prieto, dos opciones. Por un lado, una plaza en el centro cangués de Penlés, que los padres descartan pues supondría internar a Marcos y alejarlo de su vida en los Oscos y de su familia. La segunda propuesta es enviarlo al CAI de Navia, algo que consideran «ilógico» pues supone alargar el viaje. «Nos dicen que pasemos por la puerta del centro de Tapia y sigamos de largo hasta Navia», argumenta su madre. El trayecto diario de Marcos desde Salgueiras a Tapia ronda los cuarenta y cinco minutos, una distancia ya excesivamente larga para su dolencia.

El Programa Individual de Apoyo (PIA) que los responsables de Bienestar elaboraron para Marcos planteó en un primer momento su derivación al centro de Villamil. Sus padres decidieron entonces comprar una furgoneta y adaptarla con una inversión de más de 16.000 euros. A diario lo trasladan hasta Vegadeo, donde lo recoge el servicio de transporte de Villamil. Por eso no comprenden la decisión de la Consejería ahora que tienen establecida su rutina.

La Federación de Asociaciones para la Integración de Personas con Discapacidad del Principado de Asturias (FEAPS), a la que pertenece Fraternidad, cursó una denuncia ante la Procuradora General para denunciar esta situación. La directora del centro, Inés Fernández, asegura que pretenden defender los derechos de las personas con discapacidad y en este caso atender las necesidades de Marcos: «Es una situación tremendamente injusta, que se le deniegue la plaza donde los padres demandan habiendo sitio».

La directora del centro defiende a la familia en su decisión de descartar el internado: «Debería ser el último recurso porque desarraiga, supone sacar a Marcos de su entorno, de su lenguaje, separarlo de unos padres que llevan toda la vida desviviéndose por él». La familia de Marcos sólo pide a los responsables de la administración que recapaciten y les ofrezcan una plaza en el centro más próximo a su casa de los Oscos.