Luarca (Valdés),

Ignacio PULIDO

La imagen del Buen Jesús Nazareno ya reposa junto al altar principal de la iglesia de Santa Eulalia de Luarca. Ayer, la talla fue bajada a hombros pro dieciséis cofrades desde la capilla de La Atalaya hasta el templo parroquial luarqués, donde permanecerá hasta el Jueves Santo. La procesión, que contó con una gran participación de fieles y devotos, supone el preludio de la Semana Santa en la villa y el inicio de la Novena.

En Luarca ya se respira el ambiente propio de la Pascua. La bajada del Nazareno es la antesala de una tradición que se remonta a 1695 y que goza de una gran devoción por parte de los luarqueses. Como prueba, tan sólo fue preciso echar un vistazo ayer, a las siete de la tarde, a la explanada frente a la ermita de La Atalaya. Allí se congregaron decenas de fieles para presenciar una de las primeras citas de la Semana Santa en el Principado. Animados por el buen tiempo y movidos por su fe, los asistentes esperaron ante la capilla bajo un sol que picó más de lo debido para tratarse del mes de marzo.

En el interior del templo, los cofrades más veteranos se ataviaron con sus túnicas en el altar mientras que los pequeños hicieron lo propio en el coro. Asimismo, un grupo de personas presenció los preparativos mientras rendía culto. Como es costumbre, la talla del Buen Jesús Nazareno fue trasladada a través de la carretera del faro hasta la iglesia de Santa Eulalia en compañía de las imágenes de la Verónica, San Juan y la Dolorosa.

El silencio de la comitiva tan sólo fue perturbado por el ruido de la mar y por el constante traqueteo de los báculos empleados por los cofrades para sostener elevados los pasos. Tras hora y cuarto de marcha, y varias pausas para reposar las espaldas de los tiradores, la procesión alcanzó la iglesia de Santa Eulalia, cuya nave principal estaba atestada a la espera de que la primera de las Novenas fuese oficiada. Luarca ya vive la Pasión.