Luarca (Valdés), A. M. SERRANO

Roberto Jardón estudió filosofía, pero hoy es lutier. Uno de los pocos con taller de Asturias, dice, y un gran amante de esta profesión que le lleva a impartir cursos para extender conocimientos musicales que no suelen estar presentes en los estudios reglados. En Luarca es el tutor de un taller que se celebra en el Conservatorio de Música gracias al Centro de Profesores del Noroccidente. Roberto Jardón enseña a cuidar los instrumentos de viento, a sacar el rendimiento óptimo, por ejemplo, de sus cuerdas; a ver estos objetos «como un artefacto» con más contenido técnico «que romántico».

Estudiar este campo, desconocido a veces para los propios profesionales, «es muy fértil» y aporta conocimientos prácticos para hacer música de más calidad. «Hay que saber cómo funcionan, cómo se conservan, cómo se ajustan los instrumentos», explica. Roberto se ha desplazado ya dos días a Luarca y le quedan otros tres. Son 20 horas de curso en los que se habla de las características de la madera, del proceso de construcción y de cómo funcionan los instrumentos de viento. «A los alumnos les sorprende porque es de mucha profundidad técnica», explica Roberto Jardón.

En el taller les enseña a ver desperfectos y afrontarlos, a conocer el motivo por el que un instrumento tiene una forma determinada, «y no por razones estéticas». Las últimas tecnologías han permitido avanzar mucho en algo que hasta ahora ha sido misterioso. «Ahora se percibe cómo se mueven las tapas de un instrumento gracias a una animación».

Roberto Jardón ha tenido que indagar mucho para poder encontrar literatura relacionada con este mundo. La mayor parte está en inglés y la traducida al castellano «suele ser obsoleta». Con el trabajo de Roberto Jardón y su interés por transmitir estos conocimientos, las tareas de investigación de los profesores de música que participan en este taller se alivian un poco.

Visitará Luarca los próximos miércoles. Quince profesores de conservatorios de música de toda Asturias estarán pendientes de sus palabras con el objetivo de descubrir la técnica, y no la magia, de los instrumentos.