Leo consternada la situación económica de los municipios asturianos, todos ellos arruinados (o casi). Como me puede lo local, no evito centrarme en mi concejo, Salas, uno de los más endeudados. Era tan sabido desde hacía meses, que el 25 de marzo los ciudadanos castigaron duramente en las urnas al PSOE, proyectando en clave autonómica el descontento por el despilfarro y la mala gestión del gobierno municipal, resultado final de sus veinte años de mandato en estos andurriales. Y motivos había. Por fin, el viernes 30 de marzo supimos la cifra exacta: 9.430.385,17 eurazos debemos los salenses a empresas, bancos y organismos varios. Para asustar al más bragado. Pues hete aquí que no. El anterior alcalde, y actual portavoz del PSOE, en plena trifulca (pues todavía se dudaba del informe de Intervención) advirtió de la inutilidad de pelearse por setecientos mil u ochocientos mil euros arriba o abajo, cantidad que para el insigne prócer no tenía mayor importancia. Líbrennos los hados definitivamente de tantísima temeridad y menosprecio por lo común.