Directora de la escuela de bebés de Salas

Salas,

Lorena VALDÉS

Aún no han pasado seis meses desde su inauguración y la escuela de bebés de Salas, con capacidad para 57 alumnos, ya ha conseguido aumentar su matrícula de 15 a 21 niños y la previsión es que en las próximas semanas lleguen a los 24. Una cifra que, teniendo en cuenta la población envejecida del municipio, satisface a la directora del centro, Raquel Feito, quien, junto a otras tres educadoras, se encarga de «enseñar con mucho cariño, pero también con la firmeza necesaria, buenos hábitos a los bebés, a través del juego. Hay que tener mucho cuidado porque si cedes a los chantajes del niño estás perdido. Hay que distinguir muy bien la perreta del sufrimiento», explica Feito.

-¿Qué diferencia una escuela de bebés de la guardería de toda la vida?

-Aquí los niños vienen a jugar, pero también a aprender. Las escuelas de bebés somos centros especializados que contamos con personal cualificado que se ocupa desde el primer día de educar a los niños, lo que, en la práctica, se traduce en que los niños lleguen al colegio con ciertos hábitos ya adquiridos. En esta etapa aprenden, por ejemplo, a escuchar al maestro, a hacer la fila, a lavarse las manos antes de comer...

-Con la apertura de estos centros muchos padres han logrado al fin conciliar trabajo y familia.

-Para los padres supone una gran tranquilidad confiar la educación de sus hijos a profesionales desde una edad tan temprana. Los abuelos son consentidores por naturaleza y, en algunas ocasiones, los niños llegan a abusar de ellos; aquí obedecen más. Lo primero que hacemos cuando llegan es frenar su ímpetu y hacerles entender que esto no es un patio de juegos, sino que deben aprender a respetar unas normas. Además de la oferta educativa, las escuelas de bebés están teniendo tanta aceptación por su amplio y flexible horario. Se abre a las ocho menos cuarto de la mañana y se cierra a las cinco de la tarde y hay servicio de comedor.

-¿El proceso de adaptación es complicado?

-Cuanto más pequeños son los niños mejor se adaptan, pero ,en general, en dos o tres semanas, como mucho, están completamente integrados. Tenemos un alumno que empezó con ocho meses a la escuela y no ha llorado ni un solo día. Los más mayores han pasado mucho tiempo junto a su familia y les cuesta mucho más separarse de ella y, al principio, estas instalaciones les parecen muy grandes y se sienten perdidos.

-Ante el llanto de sus hijos, ¿cómo deben actuar los padres?

-Hay que diferenciar muy bien entre una perreta y el llanto de sufrimiento. En muchas ocasiones, los niños lo único que quieren es salirse con la suya, por lo que los padres deben mantenerse firmes en su postura, por el bien de los pequeños. Si ceden al chantaje de los hijos están perdidos. Una de las claves en la educación de un niño es la firmeza de los padres y de los educadores. De todas formas, es lógico que los padres lo pasen mal, yo he visto a padres marcharse llorando de la escuela a su trabajo. Una buena coordinación entre padres y educadores es fundamental.

-En la escuela se aprende a comer de todo.

-Curiosamente, los niños que peor comen en casa son los que mejor lo hacen aquí. Hay padres que nos preguntan: «¿pero de verdad que comió fabas?, si en casa ni las prueba».

-¿Qué hay de cierto en el tópico de que los niños que acuden al colegio desde tan pequeños se ponen enfermos con mayor frecuencia?

-Eso depende exclusivamente de la fortaleza de los propios niños. Los pequeños, tarde o temprano, se tienen que inmunizar y, si no lo hacen en esta etapa educativa, tendrán que hacerlo en la siguiente y, por lo tanto, perderán clases igualmente.

Salas, L. VALDÉS

Los alumnos de la escuela de bebés de Salas siguen día a día una rutina de actividades planificada por sus educadoras. De ocho menos cuarto a diez de la mañana, los niños disfrutan en la sala de usos múltiples de un rato de juegos. A continuación, cada grupo, diferenciado por edades, se va a su clase y los más mayores celebran una asamblea, donde explican a sus compañeros lo que hicieron el día anterior a la salida del «cole». Asimismo, aprenden los días de la semana, las estaciones del año...

A lo largo de la mañana, los niños también realizan ejercicios y juegos relacionados con la expresión artística, musical y la psicomotricidad. El objetivo de todas estas propuestas es que los pequeños desarrollen su memoria, así como sus emociones, y empiecen a expresarse con soltura. «El hecho de haber inaugurado la escuela dos meses después de que comenzara el curso ha hecho que se trastoque un poco la programación y todo vaya a ralentí», explica la directora de la escuela, Raquel Feito García.

La escuela de bebés de Salas cuenta con comedor y con servicio de «catering»; día a día, los padres reciben detallado el almuerzo de sus hijos para que puedan planificar la cena para conseguir que los niños disfruten de una alimentación completa y saludable.

La escuela, inaugurada en noviembre de 2011, cuenta con unas dimensiones de unos 700 metros cuadrados, dispone de cuatro aulas, dos patios exteriores, cocina y comedor, varios servicios y un despacho y una sala de juntas para los profesores. A pesar de las envidiables instalaciones, la directora del centro demanda más material, ya que, «a medida que aumenta el número de alumnos, éste escasea».

Este centro, que se ejecutó con fondos del Plan E y que contó con una inversión próxima al medio millón de euros, ha logrado completar el ciclo formativo global que se oferta en el concejo salense. A partir de este mes, la escuela abrirá el plazo de matrícula para el próximo curso 2012-2013.«En la práctica somos flexibles y permitimos que los padres matriculen a los niños prácticamente durante todo el año, ya que, de momento, no hay problema de plazas. Nuestro principal objetivo es seguir creciendo como hemos hecho a lo largo de estos meses y seguir contando con la confianza de las familias, que se muestran muy satisfechas con nuesta labor», concluye Feito García.