Cuenta José Ramón Iglesias -en las imágenes con la bandera negra- que fue su padre Arturo quien le enseñó a manejar el pendón. Se estrenó siendo un adolescente y desde entonces casi nunca ha fallado a la cita: «Me gusta colaborar para que no se pierda la tradición. Es algo bonito y mientras pueda seguiré haciéndolo». El manejo del pendón en este ritual -que se prolonga durante unos minutos y que simboliza la batalla entre la vida y la muerte- requiere una mezcla justa entre maña y fuerza. Ayer, como cada año, venció la vida en Piantón, informa T. C.

Piantón (Vegadeo),

T. CASCUDO

Irene Fernández asumió ayer con responsabilidad su papel protagonista en el cierre de los actos religiosos de la Semana Santa de Piantón. Vestida de ángel y con rostro serio, esta joven piantonesa de 6 años fue la encargada de retirar a la Virgen el manto de luto para celebrar el Domingo de Resurrección. Cumplió a la perfección con su papel entonando por partida triple el grito de «¡Aleluya!».

Su madre explicó después que cuando hace unos días le hicieron la propuesta de convertirse en el ángel del día de Resurrección, la pequeña no las tenía todas consigo: «Es muy responsable y al principio dijo que no porque temía hacerlo mal». Pero superó la prueba, para orgullo de su progenitora. Atada al arco floral que presidió, como manda la tradición, la plaza de la iglesia de San Esteban, retiró el manto de la Virgen mientras se liberaron varias palomas.

Pero, sin duda, el momento más especial de la jornada se vivió pasada la una de la tarde, tras la misa de Pascua. La gente buscó su sitio en la plaza para ser testigo de la lucha entre la vida y la muerte, escenificada con una batalla entre dos hombres que agitan una bandera negra y otra blanca, la primera símbolo de la muerte; la segunda, de la vida. Es el tradicional bandeo de pendones.

De la entrada principal de la iglesia sale la bandera blanca, precediendo al párroco Miguel Flórez que camina bajo palio. De la puerta trasera de la iglesia sale la Virgen cubierta con su manto negro de luto y precedida por el pendón con la bandera negra. A José Ramón Iglesias le tocó batallar del lado de la muerte y en frente suyo Rodrigo Villanueva hizo lo propio con el pendón de la bandera blanca, la de la vida.

Colocados frente a frente y sin mediar palabra, comenzaron el ritual. La plaza enmudeció mientras duró la batalla y sólo se oyó el ruido de la tela cortando el viento. Tras unos pocos minutos bandeando los pendones, la muerte se rindió a la vida. Este triunfo se simboliza dejando reposar ambas banderas en el suelo, la blanca sobrepuesta a la negra. Tras esta ceremonia los feligreses siguen a la Virgen en una emotiva procesión.

La Semana Santa piantonesa es una de las más humildes pero también más especiales y antiguas de la zona. Sale adelante con el esfuerzo de un grupo de vecinos que luchan porque no caiga en el olvido una tradición centenaria.