Las redes sociales tienen grandes, muy grandes riesgos. Son un arma de destrucción masiva en manos de gente que las usa sin medida. Es posible que piensen que estoy hablando de cosas muy serias, pero no tanto: hablo de los políticos y las épocas electorales. Como quiera que llevamos en campaña electoral desde la noche de los tiempos, hemos podido comprobar cómo los políticos usan y abusan del Facebook y del Twitter. Hasta hace un año, más o menos, eran algo más tímidos en el proceso de esparcer sus grandes ideas por la red; pero ahora es de una intensidad insoportable. Todos los partidos, por igual, se dedican, con saña y crueldad, a lanzar sus mensajes, día y noche, cansinos, repetitivos, virales, a todos sus vecinos y «amigos». Han convertido el muro de Facebook en algo tan feo y de mal gusto como los muros de las ciudades y los pueblos llenos de carteles electorales de todos los colores y tipos, muy sonrientes. No sé cómo se las apañan para que todo acabe siendo feo.