Figueras (Castropol),

T. CASCUDO

El buque oceanográfico «Jasiri», construido en el astillero figueirense Gondán, realizará, por fin, su viaje a Kenia. Los problemas entre el Gobierno keniata, que lo encargó, y el armador que ejerció de intermediario con Gondán evitaron que la embarcación llegara a su destino final. Desde que en abril de 2007 abandonara la ría del Eo, el «Jasiri» ha pasado cuatro años en el puerto coruñés de Sada y los últimos nueve meses, de nuevo, en el muelle figueirense. Ahora, resueltos los problemas, el buque ya tiene fecha para su marcha y está previsto que este verano alcance finalmente el puerto keniata de Mombasa.

El director de Astilleros Gondán, Álvaro Platero, calcula que entre finales de julio y principios de agosto el buque esté preparado para partir hacia aguas keniatas, donde trabajará en labores de control de la piratería. El océano Índico se ha hecho tristemente famoso en los últimos tiempos por la proliferación de piratas, que representan una amenaza para el tráfico marítimo. Los gobiernos somalí y keniata combaten con barcos como el «Jasiri» el aumento de la delincuencia en sus aguas.

Desde hace un par de semanas, el astillero figueirense trabaja en las labores de mantenimiento, acondicionamiento y puesta a punto del buque. «Le estamos haciendo un chequeo para comprobar que todo está bien. Son trabajos de pintura, revisión de motores, filtros?Hay que comprobar que todo esté operativo», explica Platero.

El «Jasiri» mide 84,50 metros de eslora, tiene 12,20 metros de manga y tres metros de calado. Este buque, que puede alcanzar una velocidad de 26 nudos, tiene capacidad para 353 metros cúbicos de combustible y espacio para que viajen en su interior un total de 61 tripulantes. Son los datos que figuran en la web del astillero, que botó el barco en el año 2005 y lo dio por terminado en abril de 2007.

Está previsto que, antes de partir con rumbo al país africano, se le instalen dos cañones -uno en proa y otro en popa- y armamento en los costados. No obstante, esta operación ya no dependerá del astillero de Figueras. En los últimos años se ha hablado mucho sobre el destino final del barco, por su apariencia de buque de guerra. No obstante, en Gondán despejan dudas y aseguran que lo que se ha construido en Figueras es un buque oceanográfico.

El pujante astillero figueirense no quiere verse involucrado en los problemas que ha tenido la embarcación. Platero explica que el conflicto se produjo entre el armador (Euromarine) y la marina keniata. «A nosotros nos encargó el barco Euromarine, nos lo pagó y lo entregamos. El problema fue entre ellos y Kenia Navy. El barco estuvo en Figueras porque le echamos una mano al armador dejándolo aquí hasta que se resolviera todo».

En este tiempo, Euromarine llevó el caso ante responsables de arbitraje marítimo en Londres para forzar a Kenia a pagar lo que le adeudaba. Finalmente, se ha alcanzado un acuerdo entre ambas partes y el barco partirá hacia su destino.

En todo este tiempo de negociación entre las partes mucho se ha escrito sobre el buque, que en la localidad de Sada bautizaron como «barco fantasma». Los vecinos convivieron con la embarcación durante cuatro largos años en los que se alimentó la leyenda en torno al «Jasiri», llegando a barajarse su posible implicación en una trama de corrupción. Incluso -en tono de broma- se creó un grupo en la red social Facebook que proponía su declaración como bien de interés cultural, al interpretar que ya formaba parte del paisaje coruñés. Pese a la rumorología popular, el barco nunca ha estado abandonado y ha contado en estos años con un servicio de vigilancia y mantenimiento para evitar su deterioro.

El armador eligió el puerto de Sada para su fondeo por disponer de unas tasas de atraque más baratas. Allí estuvo hasta el pasado julio, cuando volvió a emprender rumbo a la ría del Eo. En estos últimos meses en las riberas del Eo, el barco ha vuelto a despertar la curiosidad de los parroquianos.