Cangas del Narcea,

Pepe RODRÍGUEZ

La mayoría de los ciudadanos de Cangas del Narcea entiende que la apertura del parador de Corias es algo esencial para el futuro del concejo, por lo que están decepcionados con el anuncio del Gobierno español de que se ralentizarán las obras en el monasterio y de que no se puede garantizar su apertura para el primer trimestre de 2013, como se preveía.

Gerardo Rodríguez, vecino del propio pueblo de Corias, de casa Alvarín, lo tiene claro: «Si no lo acaban será una pérdida grande para el pueblo, muy grande. Hay mucha juventud sin trabajo, mucha gente esperando por esto. Además, era la excusa para arreglar el barrio de arriba de Corias y todo el entorno del monasterio, y eso tampoco lo harían».

Lidia Viña es aún más cercana a la obra, pues regenta el Bar Nacio, al lado del monasterio. «Siempre habría alguno que pasaría por aquí a tomar un vermú o un vino. Yo ya estoy esperando que esto se lo queden mis hijos o cierro, pero si no hay parador esto lo pierde todo», se lamenta.

Cristóbal Losas es muy explícito a la hora de señalar lo que significaría, en su opinión, la paralización de la obra del parador: «Que le pongan una fecha de caducidad debajo del cartel de Cangas del Narcea. Ni hay trabajo ni nada en lo que basarse para el futuro, porque la revitalización de la zona pasaba por esto, todo partía del parador. Lo siguiente será cerrar el Hospital».

Pepe Ron es uno de los dueños del Bar Restaurante Blanco, por lo que el futuro parador afecta de lleno a su negocio: «Tenemos muchas expectativas puestas en Corias, en un turismo gastronómico de calidad. Es el punto más importante del desarrollo de Cangas y todos teníamos ganas de ver cómo funcionaba. No puedo comprender que no se abra».

Por su parte, José Antonio Fernández reconoce que el retraso del proyecto le cogió por sorpresa. «Sería un retroceso tremendo en el crecimiento turístico. A Cangas le queda muy poco a lo que agarrarse; realmente en los últimos años el turismo estival viene, sobre todo, de los torneos deportivos y este proyecto era todo el referente de la política turística. Es esencial», apunta.

Eugenio López habla, también, de los problemas de planteamiento del proyecto: «Las obras que mal empiezan mal terminan. Yo creo que todo el dinero que metieron ahí podía usarse para hacer algo mejor, pero una vez empezado hay que acabarlo, la villa lo agradecería mucho. Eso sí, que los puestos de trabajo que se creen que sean del pueblo».

Nela Darlea es una canguesa de Rumanía, de donde vino hace nueve años para trabajar de camarera. «Hay muchas compañeras que se han estado formando para aspirar a los puestos de trabajo del parador, y se está jugando con la ilusión de mucha gente. Estoy segura de que lo acabarán, porque es algo muy grande para Cangas».

Patricia Amago dirige, con su familia, el Hotel «El Molinón» y se muestra muy desencantada: «Desde hace años, en todas las reuniones e iniciativas que se hablan, siempre te dicen que tenemos el parador. Para las rutas, para hostelería, para lo que fuera, se agarraban al parador. Nunca creí que fuera a verlo abierto, la verdad».

«Hay mucha juventud sin trabajo esperando a que se abra el parador»

<Gerardo Rodríguez>

«Sin la conclusión de esta obra está claro que esta zona lo pierde todo»

<Lidia Viña>

«Si no abren el parador, que le pongan fecha de caducidad a Cangas»

<Cristóbal Losas>

«Tenemos muchas expectativas puestas en el turismo de calidad»

<Pepe Ron>

«A Cangas le queda muy poco a lo que agarrarse, el parador era un referente»

<José Antonio Fernández>

«Las obras que mal empiezan mal terminan, pero hay que acabarlo»

<Eugenio López>

«Juegan con la ilusión de la gente que se está formando para trabajar en el hotel»

<Nela Darlea>

«Siempre se habla de él, pero nunca creí que fuera a verlo abierto, la verdad»

<Patricia Amago>