Ya sean cinco, diez o catorce millones, Salas se ha encontrado con una deuda de agárrate, que supera con creces la capacidad de reacción de un concejo con escasa generación de ingresos. Mientras unos y otros se tiran los trastos a la cabeza a cuenta de la pertinencia de estas cantidades, respiro hondo esperando la debacle. El anterior gobierno municipal, único responsable de esta quiebra (que, por supuesto, rebaja lo que puede), debería entonar un mea culpa, dejarse de argumentaciones auto exculpatorias insostenibles y contribuir aportando ideas (si las tuviera) para salir de la crítica situación en la que nos ha metido. Y como las últimas elecciones han mostrado que Foro se ha constituido en el aglutinante de la derecha asturiana, ya pueden los actuales munícipes respirar tranquilos y, dejando de cultivar el efectismo populista inflando cifras (que ya cansa un tantito), coger el toro por los cuernos ateniéndose a las propuestas más juiciosas que se les ofrecen. ¡Vamos, vamos que tenemos un concejo que salvar!