Belmonte de Miranda,

Sara ARIAS

Son tan pequeños que aún no saben a ciencia cierta qué es una guerra, pero, al menos, han comprendido algunas de las características de los conflictos armados. Y se las saben de memoria: el horror, el miedo, los porqués y la esperanza. Son algunas de las piezas clave que han aprendido los alumnos del ciclo de Infantil del colegio público Belmonte de Miranda. Con ese conocimiento, han interpretado el «Guernica», el famoso cuadro que Pablo Picasso pintó en 1937 en tan solo dos meses, tras el ataque aéreo del ejército alemán de Hitler contra la localidad vasca de Guernica, y con sus dibujos han montado una exposición pictórica en el edificio sociocultural de la villa belmontina.

La profesora de estos niños, María Jesús Fernández Corrales, les explicó, con dedicación de maestra, un poco de la negra historia de este país. «Sin haber visto el cuadro pintaron el horror con los tres colores que Picasso utiliza en él: el blanco, el negro y el gris», comenta Fernández. De esas explicaciones sobre la devastación que causó el ataque nazi han salido unas pinturas infantiles en las que el color del horror es predominantemente el negro. Y las sensaciones que los pequeños guardan con respecto a este matiz son que «usó esos colores porque tenía tristeza y pena», según comenta una de las alumnas, Arancha Blasón. A lo que Nerea Álvarez añade: «Picasso estaba triste por la guerra».

Durante los días de trabajo, Fernández fue desgranando los secretos escondidos entre los dibujos del genial artista y el simbolismo que Picasso plasmó en ocho metros de lienzo. Fernández observó que «lo que más les impactó fue la madre con el bebé muerto y la paloma agonizando». Arancha Blasón explica que el pájaro «moría porque no había nada de paz».

Poco a poco fueron adentrándose más en el cuadro, «aprendieron a analizarlo, a verlo con más profundidad», detalla Fernández. Para evitar la monotonía, fueron introduciendo los colores en sus dibujos. Sobre todo para resaltar los elementos simbólicos que aportan esperanza, como la flor que brota de una espada, aunque «siempre dejando el fondo negro».

Todo ese trabajo en las aulas, ahora expuesto en el edificio sociocultural, servirá de mucho porque «disfrutaron aprendiendo» y el «Guernica» será un cuadro y una historia que «nunca olvidarán».