José Manuel Linde, Ambrosio Martínez, Oscar Argüelles, Andrés Linde y José Benjamín Fernández han recuperado su vida normal. Después de 39 días encerrados en el salón de plenos del Ayuntamiento de Cangas del Narcea, por fin han podido volver a sus casas.

Los cinco mineros se encerraron en el salón de plenos cangués el día de la hulega general en las comarcas mineras, como medida de presión hacia el Gobierno de España y su ministro de Industria, José Manuel Soria, para que reconsiderasen los recortes a las ayudas mineras. No han conseguido el objetivo final, pero las movilizaciones continúan en otra dirección y, por lo tanto, se decidió que este encierro ya no tenía sentido.

Los cinco trabajadores abandonaron su encierro aprovechando una nueva jornada de lucha del sector. Se convocó una manifestación por las calles de Cangas del Narcea para volver a dejar claro que no se está de acuerdo con unos recortes que, según sindicatos y empresarios, representarán el fin de la minería del carbón en la comarca y, por lo tanto, el fin de una actividad productiva fundamental en todo el Suroccidente.

En la manifestación participó alrededor de un millar de personas, que concluyeron su marcha frente al Ayuntamiento de Cangas del Narcea, donde rindieron un sonoro tributo, en forma de aplauso, a sus cinco compañeros cuando estos se asomaron al balcón.

Fue justo después de la lectura de un manifiesto en el que se pidió al Gobierno que dé el paso adelante de negociar el futuro de un sector que agoniza y que está condenado al cierre.

Los momentos más emotivos se vivieron cuando los cinco mineros pisaron la calle, después de 39 días sin hacerlo, y sus familiares, emocionados, se abalanzaron sobre ellos. Hubo lágrimas, abrazos y un torrente de sentimiento acompañado por los aplausos y los vítores de sus compañeros.

Antes de salir, en el balcón, Ambrosio Martínez tomó la palabra, en nombre de todos ellos: «esto ha sido muy duro, se ha hecho muy cuesta arriba, sobre todo para nuestras familias. Queremos decir que no habríamos estado aquí si no hubiésemos sentido el apoyo de todos vosotros, que nos empujó en los peores momentos de todo este periodo de tiempo en el que hemos estado encerrados».

En el apartado de agradecimientos Martínez comenzó por las mujeres de los mineros: «lleváis unas camisetas que ponen «Orgulloso de ser minero», pero tendríais que llevar una que pusiera «Orgullosas de ser mujeres de minero» porque sois increíbles».

De la misma forma, Martínez expresó su agradecimiento a los concejales y miembros de la Alcaldía, tanto políticos como trabajadores municipales, por su gran trato durante estos días. Y subrayó: «cada día teníamos el apoyo de personas individuales, que venían a saludarnos, y de la hostelería canguesa, que se volcó con nosotros. Muchas gracias a todos ellos. Y no sigo porque podría estar otros 39 días aquí sólo para agradecer lo bien que se ha portado la gente con nosotros».

Martínez, no obstante, declaró que se van un poco bajos de moral y desanimados al ver que el Gobierno no da ningún paso adelante para solucionar el conflicto, antes de asegurar que la lucha seguirá bajo otras fórmulas y de enfatizar que «tenemos que mandar un gran aplauso desde aquí a la gente que está encerrada en los pozos».

Los cinco mineros ya se conocían entre sí antes de entrar en el salón de plenos, pero esta experiencia les ha acercado de manera extraordinaria. En la despedida entre ellos se pudieron observar grandes gestos de cariño; la mirada de aquellos que saben que han vivido algo muy especial juntos.

José Manuel Linde, por ejemplo, destacaba que «el peor momento fue el del pregón de las fiestas del Carmen, muy emotivo y duro», mientras que todos ellos aportaban sus propios peores momentos en un instante en el que la compenetración entre los cinco mineros era más que evidente.