Avilés, Marta PÉREZ

«La línea eléctrica no provocó el fuego; lo decimos rotundamente». El responsable del mantenimiento de las líneas eléctricas de la empresa E.On en el denominado «Sector Luarca» negó ayer durante la primera jornada del juicio por el incendio de Busindre que el contacto de los cables conductores de la línea eléctrica de media tensión Busindre-Naraval con unos pinos originase uno de los mayores incendios de los últimos años en Asturias, que arrasó más de 1.600 hectáreas (aproximadamente una hectárea equivale a un campo de fútbol) en mayo de 2006.

El jefe de zona de E.On (Electra de Viesgo Distribución y Enel Viesgo en la fecha del incendio), que responde a las iniciales R. M. C. V., declaró ayer en calidad de imputado en el Juzgado de lo Penal número 1 de Avilés. El Ministerio Fiscal -en contra de su versión- sostiene que el fuego se desencadenó por el contacto de la línea eléctrica y las ramas de unos pinos que no guardaban la distancia reglamentaria, por lo que solicita para él nueve meses de prisión y el pago de una multa de 5.400 euros, al entender que era el responsable del mantenimiento de la línea y, como tal, le correspondía adoptar las decisiones necesarias para mantener despejada la faja de seguridad sobre la que discurre el tendido.

El acusado aseguró en la vista oral que «es imposible» que el incendio se produjese por un contacto del cableado con un árbol «porque el relé hubiese disparado a tierra». Por contra, según su versión, en el centro de control de la compañía «a las 13.55 horas quedó registrado un disparo trifásico de la línea de veinte segundos, que se produce por pérdida de aislamiento entre dos conductores». La Fiscalía establece la hora del incendio entre las 13.00 y las 14.00 horas.

En el banquillo de los acusados se sentaron también los dos técnicos de la empresa Norcontrol (hoy Applus) que unos meses antes del incendio, en noviembre de 2005, llevaron a cabo la inspección y el reconocimiento de la línea, tal y como fija el reglamento. Los ingenieros técnicos industriales A. P. F. y J. M. G. I. coincidieron en que aunque no recuerdan con precisión su actuación en el tramo de línea en el que supuestamente se originó el incendio, si no reflejaron ninguna deficiencia en el informe «es porque no la había». Para ellos también se piden penas de nueve meses de prisión y el pago de una multa de 5.400 euros al entender que los técnicos realizaron su inspección «con absoluta falta de rigor, no haciendo constar ningún defecto en el tramo de línea, a pesar del arbolado, la abundancia de matorral con 1,8 metros de altura y vegetación seca en la faja de seguridad sobre la que discurre la línea», en palabras del fiscal de Medio Ambiente en Asturias, Joaquín de la Riva.

Además de los tres imputados, en la primera sesión del juicio declararon varios vecinos de Busindre y las localidades aledañas, así como el cabo del parque de Bomberos de Tineo, el primer efectivo en llegar al lugar del incendio. Así, los testigos sitúan el origen del fuego bajo la línea eléctrica, y no al fondo de un barranco más alejado, como pretende la empresa. Un vecino de Busindre -aseguró que no es parte interesada en el procedimiento y que no reclama daños porque no perdió ningún monte en el incendio- afirmó que mientras segaba un prado vio como caían «unos chispazos» de la línea eléctrica y cómo estas chispas encendieron el monte. Las defensas trataron de restar credibilidad al testimonio al entender que a la distancia que el hombre se encontraba -un kilómetro, según dijo- era complicado observar algo con tanta precisión. El mismo vecino afirmó que llevaba toda su vida viviendo en Busindre y que desde que instalaron la línea de media tensión nunca se había limpiado el monte a su alrededor. Su esposa corroboró esta última parte del testimonio, así como el lugar donde se originó el fuego, aunque puntualizó que ella no había visto «los chispazos» bajar de la línea hacia el monte.

Los testigos que declararon ayer también manifestaron que en alguna ocasión, cuando hacía mucho aire, como el día del incendio, veían saltar chispas en los cables eléctricos. También afirmaron que habían comentado este extremo con el personal subcontratado de E.On que acudía al pueblo a leer los contadores de la luz. Al parecer, estas quejas nunca llegaron a la empresa eléctrica.

Constan más de sesenta propietarios de fincas y montes afectados, además de los montes propiedad de la parroquia rural de Barcia y Leiján, y otros de aprovechamiento comercial gestionados por el Principado. Los daños tasados son millonarios y superan los cuatro millones de euros. En el juicio están personadas tres acusaciones (dos en representación de los vecinos y una más en representación del Principado), así como otros siete abogados entre los letrados de la defensa, y los representantes de las compañías de seguros.