Arbeyales (Somiedo),

Roberto F. OSORIO

Una manada de lobos asentada en las cercanías de Arbeyales, en Somiedo, continúa causando estragos en la cabaña doméstica. Campan a sus anchas por los alrededores del pueblo y han matado a unas ochenta cabras y varios terneros en los últimos meses.

Jorge Marti, pastor y vecino de este pueblo somedano, es el más perjudicado por las andanzas de los cánidos salvajes. Su rebaño de cabras ha sido diezmado. La última semana perdió siete animales entre cabras y cabritos y solo pudo encontrar los restos de dos, que serán las únicas que pueda cobrar. Otros dos animales necesitarán curas tras haber sido mordidos.

Marti se queja de la inactividad de la administración regional. Hace un año que comenzaron los ataques de los lobos. Estos animales no solo atacan, sino que incluso se atreven a cruzar el pueblo en pleno día. El pastor afectado cuenta con seis mastines para defender su rebaño de 150 animales, pero no puede evitar la sangría. Las cabras duermen encerradas y las suelta al monte por el día, pero incluso con ese manejo los resultados son desalentadores. Cambió su rebaño de zona hacia el Picu Michu, en los límites con Teverga, y tiene pensado cambiar los perros, pero no parecen las soluciones definitivas para este problema.

La administración, según él, le hace rellenar «montañas de papel» para no cobrar los daños de la fauna salvaje desde agosto de 2011. «Pasé del mosqueo a la desesperación. De cada cinco cabras muertas solo encuentro una o dos», clama Marti, que cree que la solución no es el pago de los daños sino solucionar el tema de los lobos. El pastor somedano es uno de los pocos, sino el único, con un rebaño importante en el municipio, su situación es desesperada y con pocos visos de mejora. «Tengo que comprar treinta cabras para cubrir las bajas y no perder la subvención. Tendré que pedir el dinero a mis padres».

La Consejera de Agroganadería, María José Ramos, declaró la semana pasada que su departamento ya tiene diseñado un programa de actuaciones que deberá aprobar el Consejo del Lobo. Se intentará controlar una población excesiva que causa graves daños a la cabaña ganadera y a la fauna salvaje. Los cazadores de Teverga y de otros concejos se quejan de que las piezas de caza mayor están disminuyendo de modo alarmante debido a la superpoblación de lobos.