Cangas del Narcea

La asociación de bolo vaqueiro pone en marcha la disputa de su V Torneo de Peñas, en el que particiapa un total de doce equipos que se juegan el pase a semifinales mediante el sistema de liguilla de cuatro grupos compuestos por tres equipos, de los cuales sólo uno accederá a la siguiente ronda.

De este modo, en la bolera de Cerredo quedaron encuadradas la peña local, «Carballo» y «Parada». En el grupo, ubicado en la bolera de Degaña, se enfrentan los equipos de Caboalles, Mieldes y la propia Degaña. En La Mata, «Naviego», «Josber» y «Trasmonten» completan un grupo de gran nivel y, por último, en la bolera de Robles se ven las caras «Laciana, La Corredoria» y «Rebollar».

Los equipos juegan todos contra todas, sumándose un punto por victoria, accediendo a semifinales el campeón de cada uno de los grupos. Dichas semifinales se celebrarán el próximo domingo, a partir de las 10,30 horas, en las boleras de Villacanes y Carballo, teniendo lugar el mismo día las partidas por el terer y cuarto puesto y la final a las 15,30 en Carballo y a las 16 horas en Villacanes, respectivamente.

Todas las partidas se disputarán según las normas establecidas por la Asociación de Bolo Vaqueiro, jugándose cada eliminatoria de semifinales y final al sistema de tres partidas ganadas, pudiendo hacer cada equipo los cambios que desee al final de cada juego. Unos cambios que serán decididos por el delegado de cada peña, elegido previamente al inicio de la competición.

Este torneo de peñas lleva celebrándose desde hace cuatro años con gran éxito participación, con el objetivo de dar por finalizada la temporada de competiciones colectivas. A esta cita acuden todas las peñas que lo desean con el único requisito de inscribirse dentro de los plazos establecidos por la propia organización para este fin.

El espíritu de la competición es el de prolongar el calendario hasta bien entrado el otoño para que pueda participar el mayor número de jugadores posibles, que quizás no hayan jugado muchas partidas en la competición liguera. Ese espíritu amistoso queda reflejado en la cuantía de los premios, que, en vez de dinero en metálico, se limitan a un cordero que, en el mayor número de los casos, es destinado por la peña ganadora a una comida de confraternización en la que participan todos los miembros de su plantilla y colaboradores.