La Rodriga (Salas),

Sara ARIAS

Un montón de piedras. Eso es lo que se encuentra Julián Nieves cada vez que abre las ventanas de su casa en La Rodriga, en Salas, o cada vez que quiere pasar una tarde en su jardín: «Estamos rodeados». La escombrera, que lleva en la localidad desde diciembre de 2011 según calcula Nieves, sirve de acopio de materiales, procedentes de la mina de oro de Boinás (Belmonte de Miranda) para la urbanización de la futura área industrial de La Rodriga, que puede estar en marcha su construcción a partir de enero de 2013, según explica el Alcalde, Sergio Hidalgo.

Nieves asegura que no es sólo una cuestión estética, sino que «han pasado camiones desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde con ruido, vibraciones y polvo». Además, comenta que ha tenido ya dos averías de agua de la traída general del pueblo y teme que «esos material que son aglomerado, alquitrán, de todo... ¿quién sabe lo que filtran a la tierra?».

Por el impacto de los camiones pasando durante todo el día tuvo que arreglar la acera de casa que se resquebrajó por completo, indica. «El Alcalde se portó muy bien conmigo y trajo gravilla para arreglar la acera», dice. Además, recuerda que «estuvieron varias semanas con unas máquinas picando material con ruidos y generando un polvo que puede ser malo».

Aunque ahora las cosas han mejorado. Nieves habló con el dueño de la finca y éste intermedió para que la empresa constructora, Promogrado, retirase algunos montones de las cercanías de la vivienda, que según Nieves, «alcanzaban seis metros, desde abajo, donde tengo el huerto no se ve nada más que piedra». Opina que «estar rodeado» de piedra «es un peligro» para la integridad física porque «las piedras estaban en las vallas de mi casa y eso si se cae... Pesan más que yo».

Lo que Nieves teme es que el proyecto de polígono industrial de La Rodriga no salga adelante. «Desde hace tres meses los camiones no vienen por aquí y lo han dejado ahí. Temo que eso quede ahí para siempre», declara. «Esto está hecho un asco». Nieves solicita que «al menos trasladen las piedras más lejos donde ya no hay casas» o se ponga en marcha el proyecto.