Besullo (Cangas del Narcea),

Pepe RODRÍGUEZ

Besullo es uno de los pueblos más emblemáticos de Cangas del Narcea. Más allá de sus virtudes intrínsecas, es famoso por ser el lugar que vio nacer a Alejandro Casona, al dramaturgo inmortal creador de obras como «La dama del alba» y «La casa de los siete balcones», cuyo título hace referencia a la casona en la que sus padres daban clase a los niños de Besullo.

Esa casa, uno de los monumentos más importantes de todo el concejo de Cangas del Narcea, de titularidad privada, ardió en un incendio y quedó destruida. Se trata de uno de los lugares que todos los visitantes del pueblo quieren conocer y que les causa una gran decepción cuando ven el estado en el que está.

Juan Arbás, de casa Don Juan y alcalde del pueblo desde hace 28 años, lo explica: «en verano, sobre todo, viene mucha gente y quiere saber cosas de Casona y ver cómo es el sitio donde nació y creció. Cuando ven esto, se llevan una decepción». También es triste para Arbás ver así el edificio porque fue su escuela: «me acuerdo mucho de cuando éramos pequeños y jugábamos por aquí, todos... que antes había un montón de guajes. Me da mucha pena verlo así», apostilla.

En Besullo hay sesenta casas habitadas en agosto, cuando son las fiestas de Las Veigas, y en invierno quedan con habitantes cerca de cincuenta. No es una gran diferencia, pero la población sí que sufre un incremento espectacular en los meses de estío: se pasa de apenas un centenar de vecinos que están en el pueblo en el invierno a alrededor de unos 500 en agosto, según las cuentas que echa Arbás a vuelapluma.

Es entonces cuando los tres bares del pueblo y la casa rural tienen más vida. Carmen Álvarez, de casa El Torneso, tiene uno de esos bares: «antes, hará, no sé, como siete u ocho años, había más animación en invierno, pero ahora ya no hay nada. Hasta que llega agosto hay poco que hacer en el bar. Lo que sí es verdad es que vivimos muy tranquilos y muy bien», manifiesta.

Algo en lo que están de acuerdo todos los habitantes de Besullo es en lo triste que resulta que las inversiones que se hicieron para generar turismo en el pueblo se vean ahora sin mantenimiento ni atención. Se rehabilitó un antiguo mazo junto al río, una fragua para ver de qué manera trabajaban antes los ferreiros con el agua y también se construyó, a la entrada del pueblo, un centro de interpretación de Alejandro Casona y otro de recepción de visitantes. Ambos están cerrados y sin gente que los atienda debido a las restricciones presupuestarias.

El centro de interpretación, al menos, sirve para que se reúna en él la asociación de mujeres de la parroquia «Virgen de las Veigas». Los domingos van hasta el local para charlar, tomar café, jugar a la cartas o recibir cursillos.

Elena Fernández, de casa Bartuelo, es una de esas socias: «está bien, nos reunimos y nos divertimos. Muchas de las socias están fuera, pero las que estamos, y no sólo en Besullo, sino en toda la parroquia, pasamos un rato agradable. Da alegría», comenta.

En cuanto a los ferreiros, un oficio de arraigada tradición en el pueblo, Faustino «Tino» García, de casa Payarín, sigue dándole al martillo con 75 años. «Yo hago navajas, bisagras, clavos, tambores para asar castañas... lo que siempre hice. Voy mucho a ferias, a Mieres, hasta a Llanes, y lo voy vendiendo. Ahora trabajo algo menos, pero todos los días hago algo».

Pilar Miranda, de casa El Pizo, hace suya una de las demandas más extendidas en toda la zona rural de Cangas, también en Besullo: «¿para qué me compro una tele nueva si muchos canales no se ven? Nos dicen en las compañías que el Ayuntamiento tiene que pagar para poner bien el repetidor. Pues que lo paguen. Ah, y nos ponen la basura carísima», concluye.