Busto (Valdés),

A. M. SERRANO

Busto volverá a tener un humedal y a mirar al cielo. El Principado proyecta recuperar la charca cercana al faro del cabo Busto que antes era lugar de parada de aves migratorias. El proyecto está financiado por el gobierno regional y tutelado por Antonio Alba, director conservador de las reservas naturales de la red regional de espacios protegidos del Principado de Asturias.

El charca de Busto se desecó para favorecer los aprovechamientos agrícolas del terreno y el acondicionamiento de caminos en el entorno del humedal. Ahora se trata de revertir aquella actuación y potenciar el valor natural y el interés para las aves de este espacio, integrado en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Cabo Busto-Luanco y en la Zona de Importancia para las Aves (IBA) de igual nombre.

Las obras, que ya están en marcha, se centran en la instalación de material impermeable y de tuberías, con el fin de recoger el agua de las escorrentías cercanas, según explica Alba. Además, se pretende tapar el canal que lleva al acantilado para favorecer la formación de una lámina de agua en la antigua charca.

Las obras tienen una vertiente ecológica, pero también otra turística. El proyecto de la Dirección General de Recursos Naturales prevé instalar dos observatorios que permitirán ver de cerca a las aves sin molestarlas. De este modo se atrae tanto a los especialistas y aficionados a las aves como a un público más general.

La Universidad de Oviedo mira de cerca el Cabo Busto por el interés de su avifauna. El «cluster» de Energía, Medio Ambiente y Cambio Climático para el desarrollo del proyecto de la estación experimental en aguas cantábricas instaló el año pasado un sistema de control de las especies que pasaban por esta zona de Valdés. A través de radares y cámaras se detectan y se localizan las rutas de vuelo y las propias aves.

La recuperación del humedal se considera un paso decisivo para la proyección turística de esta zona, al tiempo que permite a las aves volver a usar una parada migratoria.

Pero no sólo las aves son importantes en la charca del cabo Busto. También existe una interesante fauna subacuática, de la cual Jesús Landeira, aficionado a la entomología y la ornitología, y ex alcalde de Valdés, destaca la existencia de anfibios «muy protegidos, como el tritón marmóreo y la rana arbórea, propios de esta zona y que apenas tienen presencia en otros lugares».

Esta es la segunda vez que se intenta poner en marcha un proyecto de rehabilitación ambiental en el área del cabo Busto, con el fin de recuperar la charca y la valor del lugar para las aves migratorias.

El humedal, que no se encuentra señalizado, carece, según los expertos, de la importancia que poseen las rías de Villaviciosa y del Eo, pero se pretende que llegue a ser una de las paradas turísticas de esta zona del Noroccidente para los amantes de las aves.

La restauración de la charca concluirá en unos meses y está previsto potenciar la zona dentro de las áreas de interés en Asturias para la observación de aves. El sector costero Cabo Busto-Luanco está incluido en la red regional de Áreas de Importancia para las Aves (IBA), que identifica espacios donde se concentra la población de una especie o concurren otras circunstancias que les otorgan valor para conservar una o varias aves, así como sus comunidades.

El Cabo Busto también tiene interés para los arqueólogos. En las cercanías del humedal están apareciendo más restos del asentamiento achelense que se descubrió en 1968 y se empezó a excavar en 1992. En el curso de las excavaciones aparecieron útiles líticos, parte de los cuales se encuentran depositados en el Museo Arqueológico de Asturias.