Carballo (Cangas del Narcea),

Pepe RODRÍGUEZ

Carmen Martínez, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), nació en el pueblo de Carballo, en Cangas del Narcea. Cuando ella era pequeña, toda la ladera soleada de los montes del pueblo estaba plantada de viñedos. El vino, a mitad del siglo XX, era uno de los cultivos más importantes de los pueblos bajos del concejo.

Quizá por eso cuando ya en su vida laboral se dedicó a investigar sobre las vides, decidió que tenía que luchar por recuperar la cultura de su tierra. Porque, aunque sus compañeros de trabajo no la creyesen -«en Asturias qué va a haber vino, lo que hay es sidra», le decían- ella conocía la realidad.

Así, en 1986 comenzó a estudiar, de forma paralela a su trabajo, las variedades de uva de Asturias y poco a poco fue descubriendo que las antiguas vides encerraban una riqueza irrepetible: las variedades autóctonas no existían en otros lugares, estaban perfectamente adaptadas a la zona y constituían el embrión sobre el que construir el renacimiento de la «viticultura heroica» en Asturias en general y en Cangas del Narcea en particular.

«Viticultura heroica es un término objetivo que se usa para describir el trabajo en viñas por encima de los 700 metros y con fuerte pendiente», cuenta Martínez. No se trata, pues, de mera poesía. En Cangas del Narcea se da esta clase de viticultura, algo que puede verse en muy pocas partes de Europa y que le concede una singularidad especial.

Desde el año 2007 y hasta 2012, el CSIC vendió sólo en Asturias las variedades estudiadas y clonadas, para que las pudieran usar los viticultores que así lo deseasen. A partir de este año la restricción de venderse únicamente en Asturias desaparece y podrán plantarse en cualquier sitio. De hecho, ya han recibido peticiones de sitios como Galicia y Castilla y León. Pero, como apunta la investigadora, «son variedades muy adaptadas a esta zona en concreto, y no es que se den bien fuera de su entorno».

El CSIC se encargó, desde el año 1991, de llevar a cabo su investigación sobre el terreno en la viña experimental que tienen en Carballo y también en Pontevedra. Fruto del trabajo de campo pudieron ir comprobando cómo se comportaban las variedades autóctonas, en especial el albarín blanco (considerado por la mayoría como la joya de la corona de la comarca y, según palabras de Martínez, «capaz de producir el mejor vino blanco de España»), la mejor forma de tratarlas para evitar enfermedades y cómo sacarles el mejor partido tanto a nivel de producción como de calidad del mosto.

Carmen Martínez y el CSIC presumen de que sus estudios hicieron despegar el sector vinícola en Cangas del Narcea.