Acelerón para la recuperación del oso pardo cantábrico en Somiedo. El pasado año se batió el nivel de reproducción osera, contabilizándose siete hembras que parieron once oseznos. Así lo ha constatado el Fondo Para la Protección de Animales Salvajes (FAPAS) con sus vigilancias permanentes mediante cámaras. «Es una buena noticia para la recuperación del oso en la zona occidental», afirma Roberto Hartasánchez, presidente de FAPAS. «Somiedo destaca sobre el resto de territorios de la Cordillera Cantábrica por el buen desarrollo de la especie».

La buena marcha de la población osera en el municipio se debe las políticas de conservación desarrolladas desde el Parque Natural, convertido también en Reserva de la Biosfera. «En Somiedo los osos no tienen excesivas molestias, es un parque muy tranquilo con zonas de montaña donde no se permite el acceso a las personas lo que da tranquilidad para la supervivencia de los animales», comenta Hartasánchez.

Otro factor fundamental para mantener la especie en crecimiento constante es la gran producción de alimentos óptimos para la supervivencia de los osos. Tienen una importancia fundamental en la alimentación de los osos los bosques de robledales que este otoño han producido una cosecha extraordinaria de bellotas. Los frutos son un magnífico alimento para osos y otros animales salvajes como el jabalí. Ambas especies compiten en estos momentos en las mismas zonas de montaña por el atractivo alimento que suponen las bellotas, con un alto poder alimenticio.

Pese a la buena noticia, el seguimiento a los esbardos y sus madres por el municipio suroccidental refleja que al menos dos han muerto, aunque según Hartasánchez «es muy normal en el mundo salvaje, no todo lo que nace sobrevive».

Por otra parte, este invierno el oso se ha dejado ver más que en años anteriores. Una actividad que se incrementa y modifica parte de su comportamiento, haciendo salidas en busca de alimento durante el período de hibernación. Los equipos fotográficos de FAPAS detectaron la presencia de algunas de estas osas con sus crías, sobre todo durante el mes de enero e incluso con abundante nieve.

Las salidas invernales de los plantígrados se deben a la variabilidad climatológica que se produce en la Cordillera Cantábrica, con un invierno que entrelaza jornadas y temperaturas puramente invernales con días más primaverales.

El éxito de la recuperación del oso pardo cantábrico se está fraguando en la zona occidental de Asturias, donde la población está por encima de los 150 ejemplares, según los datos del FAPAS.

El problema sigue estando presente en la parte oriental, con 20 ó 25 osos, en zonas lindadas entre Asturias y Castilla y León, una situación «muy crítica», según Hartasánchez. Además, el FAPAS tiene constancia de matanzas y venta de osos en la comunidad vecina. Lo que sí celebran es que cada vez advierten «más paso de osos de la zona occidental a la oriental». Un intercambio esencial para la recuperación y la mejora genética de la especie.

El aumento de la reproducción osera con los nuevos esbardos nacidos en libertad el pasado año en Somiedo dan esperanza a la recuperación del oso pardo cantábrico, que se encuentra en peligro de extinción. Las políticas desarrolladas para su conservación en el Parque Natural dan ejemplo de cómo proteger y albergar a la especie para el correcto y e imparable desarrollo de su población.